Predicadores Millonarios

La teología o evangelio de la prosperidad es un conjunto de doctrinas que ha llegado al centro del cristianismo moderno. Sus exponentes consideran que el éxito en los negocios y la bonanza económica son dones otorgados por Dios. Según dicen –no es la voluntad de Dios que el cristiano sea pobre.- Este “evangelio” ha florecido mayormente en los Estados Unidos entre la clase trabajadora debido al uso de la televisión como medio para transmitir este mensaje a través de diferentes cadenas cristianas.

Un tele-evangelista de nombre Kenneth Hagin es considerado como uno de los fundadores de esta corriente. Este predicador pentecostal de mucha influencia también es conocido como el padre del movimiento “Palabra de Fe.” Los proponentes de estas doctrinas motivan a sus feligreses a reclamar promesas hechas por Dios como la que se haya en Deuteronomio 8:18:

     “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.”

Según dicen, Dios bendice a aquellos muy favorecidos por El con bendiciones materiales. Los ministerios de algunos de sus expositores cuentan con recursos económicos a gran escala gracias a las contribuciones de sus oyentes. En el 1987 el orador de televisión Oral Roberts hizo un llamado de recaudación de fondos bastante drástico. Dijo que si no conseguía que sus seguidores donaran 8 millones de dólares en tres meses, “Dios lo mandaría a buscar.” Obviamente hubo quejas por semejante pretensión de parte de él; Hubo aquellos que dijeron que Roberts estaba extorsionando a los televidentes utilizando a Dios como cómplice, pero aun así, el carisma de este predicador consiguió recolectar más de 9 millones de dólares. Algunos de estos predicadores de la prosperidad viven vidas muy cómodas y usan esto como prueba de sus mensajes al punto que el senador por el estado de Iowa Charles Grassley dijo en el 2007 que estaba preocupado por los informes sobre sus lujos y comenzó una investigación. El envió cartas a varios ministerios de medios cristianos pidiéndoles entre otras cosas explicar sus gastos y el uso de carros de lujo y aviones privados. Los resultados fueron revelados más de tres años después sin ninguna penalidad porque no se encontró nada fuera de orden, aunque algunos de los investigados no ofrecieron toda la información requerida porque esto violaba su libertad religiosa, según dijeron. Para muchos cristianos conservadores este episodio fue una vergüenza. En el 2005 Joel Osteen escribió:

     “Dios quiere que prosperemos financieramente, que tengamos bastante dinero para así cumplir el destino que El ha trazado para nosotros.”

Un caso que llamó la atención del mundo cristiano más recientemente ocurrió en el 2013 cuando el ministro I.V. Hilliard del New Light Christian Center en Houston, TX. hizo un llamado a sus contribuyentes para que donaran $52,000 dólares para modernizar las hélices de su helicóptero para continuar con su “ministerio de aviación.” El escribió una carta que decía:

     “Nuestro departamento de aviación tiene una oportunidad que le ahorrará al ministerio más de $50,000 dólares si actuábamos inmediatamente. Mi gerente de aviación dijo que mientras reparaba nuestro helicóptero descubrieron que si mejorábamos las hélices hoy, nos ahorraría miles en los días por venir.”

Es interesante que una iglesia tenga un ministerio de aviación. Pero más interesante aun es lo que este ministro dijo sobre qué lo motivó a escribir dicha carta:

     “Mientras ponderaba y miraba la situación, escuche esa vocecita del Espíritu Santo decir -Dile a tus socios especiales que tengan necesidades de transporte- y su obediencia desatará gracia para sus necesidades y deseos.”

Supuestamente Dios le dijo que pidiera a sus colaboradores el dinero para reparar las hélices de dicho helicóptero y por esto Dios los bendeciría hasta complaciéndoles sus deseos. Además añadió:

     “Yo creo con todo mi corazón que este mensaje es para ti, y el actuar hoy es la llave para desatar esta gracia en tu situación de transporte. Envíame la necesidad o sueño de transporte que tienes al llenar la petición en línea, sembrando así una semilla de gracia de $52.00 para el transporte, creyendo que en 52 días o 52 semanas experimentarás la gracia del  progreso.”

Honestamente hablando, esto se llama comercializar la gracia y el favor de Dios. Prometerles a las personas que si hacen una donación de X cantidad de dinero recibirán el favor de Dios pudiera llamarse “chantaje espiritual.” Supuestamente, Dios no solamente supliría las necesidades de transporte de los donantes, sino también sus sueños. Entre estos pudieran estar carros de lujo, yates, casas rodantes y avionetas. Después de todo, según ellos, Dios quiere que tengamos riquezas. Obviamente la pretensión de este ministro causó muchas críticas, así que él dijo:

     “No hay ningunas afirmaciones falsas, profecías o garantías prometiéndole al donante que recibirá el medio de transporte de sus sueños en 52 días o 52 semanas. Se le exhorta al donante a utilizar su fe como enseña la Escritura para esperar a recibir la bendición de gracia como resultado de su donación.”

La biblia no enseña en ningún lado que al dar dinero para la causa de Dios esto nos hace merecedores del favor Divino.  Las bendiciones de Dios para nosotros son hechas porque a Él le place bendecirnos y no porque El tenga un compromiso con nosotros por algo que dimos en la iglesia. Pretender comprar el favor de Dios a través de donaciones se llama simonía. La biblia dice:

     “Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero.” Hechos 8:17-20

   

Dios no nos exige que demos dinero a cambio de favores suyos para obtener nuestros deseos. Simón, el mago del relato bíblico, tuvo que arrepentirse de querer comprar y utilizar el don de Dios para beneficio personal. Estos tele-evangelistas de la así llamada teología de la prosperidad tuercen el evangelio de Dios. Esta doctrina, como otras, es contraria a la enseñanza bíblica. Si bien es cierto que Dios promete bendecirnos en abundancia, sus bendiciones no son siempre materiales. Los que se aferran a esta creencia y engañan así a sus seguidores tendrán que darle cuenta a Dios por sus conductas. El apóstol Pablo escribió:    

“Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;  porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” 1 Timoteo 6:3-10

En la Biblia encontramos hombres que tenían muchas posesiones materiales como Abraham, Job, Salomón y José de Arimatea, pero esto no implica que todos y cada uno de los creyentes tengan que ser ricos como los proponentes del evangelio de la prosperidad suelen afirmar. De hecho, Dios no nos anima a acumular dinero y propiedades. No porque esto tenga nada de malo en sí, si no porque dicha acumulación de bienes en esta tierra pudiera apartarnos de Él. Cristo mismo cuando estuvo en el mundo se identificó con los pobres, vivió entre ellos como uno de ellos y El nos ordenó:

     “Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.”Lucas 12:15

     “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón…Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” Mateo 6:19-21, 24

Todos nosotros queremos prosperar y tener éxito en las cosas que nos empeñamos en realizar. Negocios, estudios, trabajos, todos queremos llegar a la cima lo cual es aceptable, pero a la hora que esas cosas ocupen el primer lugar en nuestras vidas porque supuestamente es la voluntad de Dios, ahí tenemos un problema. Si enfocamos todos nuestros esfuerzos en las ganancias, estas llegan a ser nuestro “señor’ y descuidamos al Señor, valga la redundancia. Ciertamente hay cristianos que han sido bendecidos por Dios con medios materiales en abundancia, no obstante, esto no es evidencia de que ellos sean más favorecidos que los demás. Y dicho sea de paso, ellos tendrán que darle cuenta a Dios por el uso que hayan hecho de esos bienes. Mateo 25:14-30. Nuestra actitud como cristianos debe ser aquella de Pablo. El escribió:

          “En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4:10-13

Nuestra experiencia cristiana no debe basarse en reclamar las promesas de bediciones materiales de Dios constantemente. No debemos ofrendar dinero a la causa de Dios con el propósito de esperar recibir de Él la complacencia de nuestros deseos. Ciertamente Dios quiere lo mejor para nosotros y está dispuesto a dárnoslo, pero si no lo hace como nosotros esperamos, El sabrá por qué. Más que buscar prosperidad material en la iglesia preocupémonos por la salvación de nuestras almas que es de más valor. En Marcos 8:36, Cristo dijo:

     ”Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”