El Bien y el Mal

En el libro de los Salmos, capítulo 107, versículo 1 dice lo siguiente:

“Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia.”

La Biblia es muy clara en presentar que una de las cualidades fundamentales de la naturaleza de Dios es la bondad. Si bien la Biblia presenta a Dios como un Dios de amor, ese mismo amor lo mueve a ser bueno. Por consecuencia todo lo que Dios hace o crea también es bueno. Esto lo podemos ver en el libro del Génesis.

En el relato de la creación, el versículo 4 de Genesis 1 nos dice que cuando Dios creó la luz, Dios vio que la luz era buena. Lo mismo se repite en los versículos 10, 12, 21, 25, y 31. Estos versiculos enfaticamente nos revelan que cuando Dios creó los animales, las plantas, el firmamento, los océanos, y todo cuanto El hizo, todo era bueno. De hecho, no solamente bueno, sino bueno en gran manera.

Es más, aún el árbol que estaba en medio del huerto, del cual Dios dijo a Adán y Eva que no comieran de él, ese árbol en si mismo también era bueno. Su fruto era bueno. Cuando Eva lo contemplo en Genesis 3:6, ella lo percibio inmediatamente como un buen arbol. Por consiguiente, podemos deducir que nada que procede de Dios es malo. No obstante, en dicho árbol a Eva se le ofreció el conocimiento de lo bueno y de lo malo. Se le dio la posibilidad de conocer el mal, puesto que el bien ya ella lo conocia. Solo bastaba con contemplar a Dios y toda su creacion para saber que era el bien.

Cuando la serpiente engañó a Eva le dijo que si comía de aquel árbol ella alcanzaría tambien el conocimiento del mal. Pero, surge la pregunta: Como si Dios es bueno, y todo cuanto Dios crea es bueno, de donde tenia ese árbol posibilidad de dar conocimiento de lo malo? Cabe destacar, que la palabra original hebrea empleada para describir dicho conocimiento ofrecida a Eva, es una palabra que implica conocimiento empírico, es decir conocimiento por experiencia propia.

En el relato de la caida de nuestros primeros padres vemos que de manera extraña, dentro de la creación buena de Dios, quien es un Dios bueno, existe la posibilidad de conocer lo bueno y lo malo, o como la Biblia dice el bien y el mal. Por naturaleza nosotros pensamos siempre solo en lo bueno, en el bien, y muchas veces pensamos que estamos del lado del bien. No creemos que estamos del lado del mal. No obstante, a veces ni siquiera sabemos definir lo que el mal es. Que es el mal?
Permiteme ilustrarlo asi: Según la ciencia el frío no existe. Cuando hay frío es porque hay ausencia de calor. De la misma manera, según el razonamiento científico la oscuridad tampoco existe. Cuando está oscuro es porque falta la luz. Pudiéramos deducir entonces que el mal es el resultado de la ausencia del bien. O bien pudiéramos decir que cuando no está Dios presente, entonces está el mal. Pero analicemos esto un poquito mejor. Según el diccionario, la definición de mal es la siguiente.

“De un modo que no se considera correcto o adecuado de acuerdo con una norma sobreentendida, o de forma total o parcialmente contraria a lo que se supone o espera que debería ser u ocurrir.”

Es decir que, cuando algo no sale o resulta como se esperaba eso es mal. Te pongo un ejemplo: Al criar a nuestros hijos hacemos todo lo posible para que reciban valores, moral, educación, principios, y que crezcan siendo niños educados, para que lleguen hacer hombres de bien. Que sirvan a la sociedad y promuevan lo bueno. Sin embargo, en más de una ocasión, padres han quedado chasqueados porque, a pesar de todos sus esfuerzos que han hecho con sus hijos, estos fueron en vano. Sus hijos se convierten en hombres que desarrollan características negativas, inmorales, injustas e incorrectas. Muchas veces eso se puede apreciar desde la infancia. A niños que no se portan bien, y que claramente podemos ver que no van por el buen camino les llamamos mal-educados o mal-criados. Es triste cuando los padres ponen todo su esfuerzo para sembrar en sus hijos algo bueno, pero el resultado es contrario a lo esperado. Por esta razon colocamos el prefijo MAL antes del abjetivo.

De la misma manera, el hecho de que en el jardín del Edén ya hubiese la existencia del mal, y la posibilidad de experimentarlo, nos sugiere que algo dentro de la creación de Dios no había salido o resultado como Dios había esperado que fuese. Sabemos la historia. Un ángel llamado Lucifer quien fue creado por Dios para manifestar y cubrir Su gloria ante toda Su creación, se había revelado contra su Creador, y había decidido hacerle la guerra. Alguien pudiera sugerir entonces que fue Dios quien creó el mal. En ninguna manera. 

Te pongo mi ejemplo personal. Particular tengo un bebé de un año, y mi esposa y yo estamos haciendo todos los esfuerzos posibles para que este bebé llegue hacer un hombre de bien. No obstante, existe la posibilidad de que nuestro hijo, en un futuro pudiera rebelarse contra todo principio inculcado desde su niñez por nosotros, y pudiera llegar a ser un ladron , un delincuente, o quién sabe, hasta un asesino en serie. Entonces, te pregunto: Criamos nosotros un asesino? En ninguna manera. Asimismo, cuando Dios creó a Lucifer lo hizo con un propósito y una intención santos. Sin embargo, este ángel de luz quiso tomarse para sí mismo la gloria que le correspondía a Dios, el torció su camino, y no trajo a Dios el resultado para el que fue creado. Esto dio cabida al mal en el universo del bien de Dios.

En el jardín del Edén vemos a Adán y Eva creados a imagen de Dios, con cualidades buenas, rodeados de todo lo bueno, en un ambiente donde el bien abundaba por doquier, porque Dios era su procedencia. Pero, tristemente Eva seducida por Lucifer quiso experimentar el mal. De ahi en adelante, todo es historia. En Genesis 6:5 leemos:

“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.”

Lamentablemente hoy conocemos los resultados. Hoy quisiéramos no conocer el mal. Aun asi, sus consecuencias nos arropan por doquier, al punto que hoy, aun nosotros mismo no nos deleitamos en el bien, sino en el mal. Esto podemos ilustrarlo utilizando el argumento repetitivo de las películas que vemos. Matar a alguien o usar la violencia eso es malo. Sin embargo, la parte que esperamos con mas ancias es cuando el “bueno” mata al “malo” de la manera más violenta posible. Nosotros llevamos el mal incrustrado en nuestra naturaleza. Al crearnos Dios puso el bien, pero, luego del pecado, es el mal que impera en nuestros impulsos. En el libro de Romanos el apóstol Pablo presenta la lucha interna que tenemos todos nosotros.

“Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.” Romanos 7:18-21

Por alrededor de seis mil años, desde aquel incidente en el jardín del Edén, el mal ha sido la norma de nuestro día a día. Al punto que muchos hoy llaman a lo malo bueno, y viceversa. Hoy muchos se complacen en el mal. Una vez escuche a alguien decir: “Para que algo malo quede bien hecho, hay que hacerlo bien mal.” En Isaias 5:20 Dios hace una advertencia a aquellos que se deleitan en el mal.

Si bien, El mal nos gobierna, nos sale por naturaleza, no tenemos que hacer ningun esfuerzo para practicarlo, es posible vencerlo con el poder de Dios. Dios nos llama a que dejemos de hacer lo malo, y aprendamos a hacer lo bueno. El bien ya no es natural para nosotros, pero con el poder del bien de Dios, podremos experimentar lo bueno una vez mas. Somos llamados, en una y otra ocasión, en la Biblia a apartarnos del mal y a andar en el bien. El apóstol Pablo nos aconseja:

“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” Romanos 12:21

A pesar de que la creación buena de Dios se ha perdido y ha estado sumida en el mal por alrededor de seis milenios, aún así Dios sigue siendo un Dios bueno, un Dios de bien que desea lo bueno para Sus criaturas. Hoy El nos ofrece una vez más que formemos parte de la creación buena Suya, y para esto necesitamos necesariamente, valga la redundancia, permitirle a El que sea quien quite y elimine el mal de nuestras vidas, y nos llene con el bien que fluye de El.

Foto tomada de: indiatoday.in