La doctrina de un infierno eterno ha calado muy profundo dentro del cristianismo. Muchas iglesias enseñan que los pecadores que no se arrepienten van directamente a un lugar de tormento, dónde, desde el mismo instante en que mueren hasta el infinito, serán torturados con dolores indecibles. El encargado de dicho lugar es Satanás, quien se deleita dándoles candela día y noche. Pareciera ser que la única función del diablo es causar sufrimiento a los desdichados que terminan en un lugar tan terrible. El solo hecho de pensar en que un lugar así exista da miedo, y por supuesto, nadie quisiera terminar allí. Pero, ¿Enseña la biblia semejante doctrina? Si no, ¿De dónde surgió? En este artículo me propongo analizar el origen de la doctrina infernal.
Siglos antes del cristianismo, ya los filósofos griegos conceptualizaban la vida más allá de la muerte, y la distinción hecha a los que habían sido buenos de los que habían sido malos. Un ejemplo de esto es el Mito de Er. El gran filósofo Platón narra la historia de un hombre llamado Er, quien murió en un campo de batalla, pero que volvió a la vida varios días más tarde, y contó lo que había visto en “la otra vida.” Supuestamente, este hombre, al morir, fue llevado a un lugar donde había cuatro puertas: dos iban al cielo, y dos al inframundo. Allí había jueces que determinaban que camino debía seguir cada alma. Las almas buenas eran dirigidas al cielo por una de las puertas, mientras que las malas eran dirigidas al inframundo por otra de las puertas. Algunas almas salían por las otras dos puertas. Unas contaban lo maravilloso que era el lugar que estaba en el cielo, mientras que las otras narraban los horrores que experimentaban en el inframundo.
Tanto Platón como Sócrates, su maestro, tuvieron una fortísima influencia en el pensamiento del mundo griego de su época. Sus filosofías trascendieron culturas. Entre los argumentos filosóficos de Platón están los siguientes: 1. El alma es una entidad separada del cuerpo. Esta es fundamentalmente pura, pero tiende a deformarse por su asociación con el cuerpo. 2. El alma es inmortal, por lo tanto necesita un destino luego que se separa del cuerpo, durante la muerte de este último. 3. Las buenas acciones resultan en buenas recompensas en esta vida, pero aun más importante, son las recompensas que se obtendrán después de la muerte del cuerpo. Esta corriente de filosofía griega fue la que más tarde influenció a la iglesia católica romana.
“La inmortalidad del hombre fue uno de los credos fundamentales de la religión filosófica del Platonismo que en parte fue adoptada por la iglesia cristiana.”*
Durante los primeros cinco siglos del cristianismo, la doctrina de un tormento eterno no formó parte de las creencias fundamentales de este. Sin embargo, los mitos griegos de la vida en el más allá proliferaron dentro de la iglesia romana, dando como resultado el nacimiento de la doctrina del infierno. Uno de los que abrazó la filosofía platónica fue Agustín, obispo de Hipona, mejor conocido como san Agustín. Este padre de la iglesia católica no solo dijo que el infierno era eterno para los malvados, sino que lo era también para todos aquellos que no se convirtieran al cristianismo. Tan fuerte era su concepto de la exclusión de Dios de todos los no cristianos, que él consideraba a los bebes que morían antes de ser bautizados como condenados.
De las enseñanzas de Agustín de Hipona surgieron varias doctrinas católicas. He aquí cuatro: La primera, el bautismo de infantes. Y este con el fin de evitar que los niños que mueren antes de ser bautizados terminen en el infierno. La segunda, el purgatorio. El cual no es más que una especie de infierno light para aquellos que no fueron tan malos, y dónde se provee una esperanza para, algún día, poder salir de allí y llegar al cielo. La tercera, las indulgencias. Es decir, que si haces ciertas cosas o si das cierta cantidad de dinero a la iglesia, tus penas en el purgatorio se reducen proporcionalmente. Y la cuarta, las misas por los muertos. Esta última ya se encontraba presente también en el mundo pagano. Los paganos pagaban a los sacerdotes para que ofrecieran servicios religiosos a favor de sus fallecidos. Cada una de estas doctrinas católicas tiene una relación estrecha y directa con la doctrina del infierno, que a su vez está relacionada con la doctrina de la inmortalidad del alma. Y todo eso, tiene su origen en la filosofía griega, no en las Escrituras.
Es lamentable, pero hay iglesias protestantes, del día de hoy, han comprado esta doctrina católica y la han hecho suya. Si bien han excluido la mayor parte de los conceptos relacionados con el infierno, como el asunto del purgatorio, el bautismo de bebes, el limbo, y demás; aun así han retenido el concepto errado de que los impíos serán atormentados por la eternidad. Es más, hay predicadores que basan sus temas en la influencia de miedo en las mentes de los oyentes para que, por temor a terminar en tan terrible lugar, acepten a Cristo. Esta doctrina es tan malsana que hasta la misma iglesia católica se ha visto forzada a reinventarla de vez en vez. Hoy día, las autoridades romanas ya no ven al infierno como un lugar de eterno tormento físico, mediante el fuego eterno que nunca se apagará, sino que más bien, ahora entienden que el infierno es un estado del alma. Según dicen, el infierno es un estado de total separación de todo lo que es bueno, todo lo que es esperanzador, y todo lo amoroso en este mundo. Y esta condición es una elección que hacen los condenados por sí mismos. Es decir, que los condenados tiene una última oportunidad de ejercer su libre albedrio. De esta forma, el infierno ya ni siquiera es un castigo de Dios, sino una decisión voluntaria de los condenados. Una revista católica jesuita de gran influencia, La Civilta Cattolica, declara:
No es Dios quien inflige dolor “a través de ángeles o demonios como está ilustrado en muchas pinturas o se puede leer en la Divina Comedia, sino que es el pecador que desencadena su propio castigo al rechazar deliberadamente la gracia de Dios, entrando de esta manera en un estado de gran dolor.”
El papa Juan Pablo II dijo algo similar durante su pontificado:
“Más que un lugar físico, el infierno es el estado de aquellos que voluntaria y definitivamente se separan de Dios, la fuente de toda vida y gozo.”
Con esto, la iglesia católica pretende cambiar, en esta era postmoderna, su imagen que mantuvo por milenios. El terror era el arma favorita del catolicismo para mantener al pueblo sumido a su poder, durante el oscurantismo. Sin embargo, hoy, la teología del fuego y azufre ha sido cambiada por la del amor incondicional de Dios.
Si bien la biblia habla de condenación, castigo eterno, e ira Divina, esta no puede ser usada para sustentar la doctrina de un infierno que arderá eternamente. La sana doctrina no tiene lugar para semejante enseñanza. Y puesto que hay textos que parecieran dar apoyo a esta filosofía griega introducida en el cristianismo, esos textos los analizaremos en el siguiente artículo, con tal de no hacer este muy extenso, y que lo que hemos visto hasta aquí quede fijado en nuestra mente con claridad.
Quiero terminar diciéndote lo siguiente. La biblia presenta a un Dios de abundante amor y misericordia, pero que, a la misma vez, también es un Dios justo. Cuando nosotros venimos a Él lo hacemos respondiendo a Su llamado de amor, no huyendo de Su justicia. Su castigo para los que le rechazan es Su último recurso, pero aun así, cuando lo ejecuta, lo hace en una medida justa, no fuera de toda proporción. ¡Es mi deseo que Dios te ayude a entender este tema!
*Werner Jaeger, “The Greek ideas of immortality”, Harvard Theological Review, Volume III, July 1959, Number 3.
Fuente de la foto:http://all4desktop.com
http://brazenchurch.com/how-hell-invaded-church-doctrine/
https://www.psychologytoday.com/blog/hide-and-seek/201206/the-origins-heaven-and-hell
https://www.jba.gr/es/Los-or%C3%ADgenes-de-la-doctrina-de-la-inmortalidad-del-alma.htm
http://www.truthaccordingtoscripture.com/documents/death/origin-of-hell-fire.php#.WYHlohU1_IV
http://www.nytimes.com/1999/09/18/arts/hell-getting-makeover-catholics-jesuits-call-it-painful-state-but-not-sulfurous.html