Un sabado en la noche como a las 10 pm, mientras me encontraba en Megacentro (Centro Comercial en Santo Domingo Este), me di cuenta de algo. Yo me sente en un banco dentro del centro, y veia a las personas como caminaban apresuradamente de un lado hacia otro sonrientes y alegres. Algunos comiendo algo, otros con bolsas en las manos, algunos rumbo al cine, otros mirando los celulares, etc. Me senti como si me hubiera salido del rapido paso que lleva la vida; Y desde alli, pude ver algo que yo mismo no habia visto antes, y que las personas que estaban alli tampoco veian.
Entre la gente que caminaba, vi a un hombre con un carrito de limpieza. El trataba de recoger los papeles y vasos que algunos habian dejado caer. Trapeaba el piso con su trapeador entre los pies de los caminantes, sin que estos si quiera se dieran cuenta que el estaba alli. Movia su carrito a otro lado entre la gente y nadie se daba por enterado. Al ver esto realmente me conmovi. Me dio deseos de llorar.
Mi esposa que andaba conmigo, pero no estaba ahi, cuando regreso y me vio con los ojos aguados me pregunto que me pasaba. Y le dije: Tu ves ese señor que esta limpiando? -Si- Me contesto. -Que tiene?- Yo le respondi: Ese hombre me dobla la edad. Ha trabajado toda su vida y que tipo de trabajo esta realizando? Uno insignificante a las 10 de la noche de un sabado; cuando estoy seguro, el quisiera estar en otro lado. Yo estoy en este lugar porque sali a gozar de la vida, a pasear; vine a pasarme un tiempo alegre aqui contigo y los amigos; vine a gastar dinero; sin embargo, ese hombre esta aqui trabajando tan tarde, en fin de semana, y con un salario mal pagado; seguramente porque tiene que dar de comer a sus hijos o mantener a su esposa o en el mejor de los casos mantenerse a si mismo. Pero lo mas triste de todo es que nadie parece darse cuenta de que el esta ahi. Aunque el les brinda un servicio, nadie parece estar agradecido. Sin embargo el continua con su labor humildemente.
Mi esposa asintio y parece haberse conmovido tanto como yo.
Aquellas personas que diariamente las vemos en la calle vendiendo frutas, cuidando edificios, limpiando cristales, son gente por las cuales Cristo murio. Y aunque no podamos acabar con la pobreza nosotros solos, ni ayudar a todo el mundo necesitado que veamos en nuestro camino, por lo menos brindemosle una sonrisa.
Ellos no son menos humanos que nosotros. Quizas no sean doctores o licenciados; A lo mejor anden a pie y no en un vehiculo, quizas su ropa no es la mas limpia, pero aun asi, son tan iguales a mi como yo a ellos.
De vez en cuando tomemonos un momento para salirnos del paso rapido de la vida, y ver lo que pasa en ella desde afuera, porque cuando nos envolvemos en el trajin de a prisa de este mundo, pasamos por alto muchas cosas importantes.
Fuente de la foto: mirage.com.do