La biblia es un conjunto de libros antiguos que los cristianos entendemos y afirmamos es la palabra de Dios. Este libro, como no hay otro, ha transcendido el tiempo, la cultura y el prejuicio. Muchos han tratado de destruirlo pero todavía permanece. En más de una ocasión el mundo se ha visto transformado por las enseñanzas de este antiguo libro. Millones de personas a lo largo de la historia han perdido sus vidas por sus creencias en las enseñanzas contenidas entre sus páginas. Ningún otro libro en la historia humana ha sido tan publicado, tan traducido, ni tan ampliamente distribuido en el mundo. A parte de la biblia hay otros libros que son considerados sagrados por otras religiones. Entre ellos: El Corán y El Libro del Mormón. Para el Islamismo El Coráan contiene la palabra de Alá revelada a Mahoma. Según se dice él se hallaba sentado en el desierto una noche cerca de Meca y el ángel Gabriel se le apareció con un mensaje divino. Se le dio la orden de recitar la palabra hablada por Dios mismo.
De ahí en adelante Mahoma se consideró a sí mismo como profeta y mensajero de Dios. El sería el último profeta de una línea de siete que comenzó con Abraham, pasando por Moisés, siendo Jesucristo el número seis. En algunas ocaciones durante su vida diferentes recitaciones le serían reveladas y él las repitiría. Personas entrenadas para memorizar las recordarían más adelante, además de que algunas de ellas fueron escritas en cualquier cosa que estuviera a mano. Aunque este libro comparte algunas similitudes con la biblia, este tiene importantes diferencias con esta última.
El Libro del Mormón por su parte es, según la iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días, otro testamento de Jesucristo. Joseph Smith, su fundador, supuestamente recibió unas planchas de oro escritas por un antiguo profeta e historiador llamado Mormón. El Hijo de Mormón, Moroni, alegadamente resucitó y fue glorificado y regresó a la tierra en el siglo XIX y entregó a Joseph Smith las planchas. Solo él y otras once personas las vieron y contenían libros que, según dice la introducción del Libro del Mormón, fueron escritos a través de la revelación y el espíritu de profecía por profetas antiguos.Para ellos este libro parece ser más sagrado que la biblia misma. Joseph Smith escribió:
“Declarare a los hermanos que el libro de mormón era el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave de nuestra religión; y que un hombre se acercaría mas a Dios al seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro.”
Aun cuando estos libros son considerados por sus respectivas religiones como la palabra de Dios, la redacción de estos es mucho más reciente que la de la biblia. El Corán le fue “revelado” a Mahoma por partes durante veintitrés años comenzando en el 610 d.C. pero no fue sino hasta alrededor del 650 d.C. cuando el texto canónico fue establecido. El Libro del Mormón aunque se dice que abarca unos seiscientos años de historia antes de Cristo y otros cuatrocientos después de él, fue escrito alrededor del año 1823. No obstante, el alcance que han tenido estos dos libros nunca podría compararse con el que han tenido Las Sagradas Escrituras. La biblia siendo mucho más antigua ha tenido más relevancia tanto en el mundo antiguo como en el medieval, así también como en el mundo moderno. Y esto no solo en una cultura, idioma o religión, sino alrededor de todo el globo terráqueo.
A diferencia de estos dos libros citados, la biblia no fue escrita por una sola persona en un solo lugar determinado, sino que los libros contenidos en ella fueron escritos por alrededor de cuarenta hombres durante un periodo de mil quinientos años. El primer escritor que encontramos en la biblia fue Moisés, quien vivió entre el 1500 y el 1300 a.C. Después de él durante otros mil años, un grupo de más o menos treinta hombres inspirados por Dios completarían lo que hoy llamamos el Antiguo Testamento. Luego de completarse lo que se conocía como Las Escrituras en ese entonces, hubo un periodo aproximado de quinientos años durante los cuales nadie más escribió alguno de los libros hallados en la biblia actual. Durante este tiempo Alejandro el Grande conquistó gran parte del mundo conocido entonces y el idioma griego fue introducido en el mundo de los hebreos. Otro idioma que penetró en palestina fue el arameo. Cuando Cristo vino a la tierra el mundo se encontraba bajo el yugo del imperio romano. La segunda parte de la biblia que hoy llamamos Nuevo Testamento fue escrita durante ese periodo, sin embargo se completó en los últimos cincuenta años del siglo I. El apóstol Pablo contribuyó, bajo inspiración divina, con la mitad de los libros hallados en el Nuevo Testamento. El último libro en escribirse fue el Apocalipsis o Revelación de Jesucristo. El envejecido discípulo amado Juan, exiliado en una isla llamada Patmos lo escribió en el año 95 d.C.
Aun mientras los apóstoles vivían los libros hallados en el Nuevo Testamento ya formaban parte de Las Sagradas Escrituras. Las iglesias fundadas por ellos reconocían en sus escritos la inspiración divina así como lo hacían con los antiguos rollos de los profetas del Antiguo Testamento. Pedro escribió:
“…Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas…las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.” 2 Pedro 3:15, 16.
Este mismo versículo nos muestra que desde el siglo I ya Las Escrituras venían siendo torcidas por algunos. Es decir, el hecho que la biblia hoy sea interpretada en un sinnúmero de formas diferentes por muchas religiones no es nada nuevo. Es por esto que hoy dentro del cristianismo hay tantas denominaciones con doctrinas que difieren, pero todas basándolas en el mismo libro. Sin embargo la biblia es de inspiración Divina. Y al hablar de inspiración no hacemos referencia a que Dios les dictó a los escritores bíblicos lo que tenían que escribir, ni les “recitó” Su palabra como a Mahoma, como tampoco les dio unas planchas para que las tradujeran como a Joseph Smith, sino que Dios alentó Su palabra en la mente de sus siervos. El apóstol Pablo escribió:
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” 2 Timoteo 3:16
La palabra griega que se traduce como inspiración es theopneustos que da a entender como si Dios hubiese –respirado- Su palabra en la mente de los agentes humanos quienes, en su propio lenguaje, escribieron lo que Dios les había revelado. Es decir, Dios inspiró la mente de sus siervos y no las palabras que hoy hallamos escritas en la biblia. Dios no dictó con punto y coma lo que encontramos en ella. De hecho los signos de puntuación varían de idioma en idioma. Las Escrituras como tal, no estaban agrupadas en un solo tomo como la tenemos hoy, sino que antes cada libro de la biblia estaba escrito en rollos o pergaminos. Esteban Langton, arzobispo de Canterbury, Inglaterra, dividió Las Escrituras en capítulos alrededor del año 1220 d.C. Luego, Roberto Stephanus, de París, las dividió en versículos alrededor del año de 1551. Este último era impresor, y fue el primero en imprimir La Biblia con capítulos y versículos como la conocemos hoy para facilitar su estudio y lectura.
Pablo nos dice en su carta a Timoteo que Las Escrituras son útiles para enseñar, para redargüir o amonestar, para corregir e instruir en justicia a fin de que seamos perfectos preparados para toda buena obra. Pero ¿Puede un libro tan antiguo como la biblia tener relevancia para nosotros hoy? Lo que escribió Moisés hace miles de años, ¿Es aplicable para el cristiano de esta era post moderna? No hace mucho circuló por la internet y las redes sociales la noticia que el astrólogo Walter Mercado anunció que había recibido instrucciones de Dios para redactar la segunda parte de la biblia. Según publicaron cientos de medios de comunicación tanto de la televisión como la radio, él habría dicho lo siguiente:
“Es la primera vez que hablo con él, me pidió ser intermediario como los viejos profetas, para dictarme la segunda parte de la Biblia. Quiere aprovechar el éxito en ventas de la Biblia original, está seguro de que una secuela será otro bestseller. Necesita mi ayuda porque no se da abasto con el trabajo. Me dijo que entre contestar plegarias, hacer que ganen nuestros equipos de fútbol, terminar con las guerras y el hambre y darle inspiración a Arjona se le va todo el día.”
Esta nota de presa ha sido puesta en duda por medios de comunicación e inclusive algunos han dicho que es una noticia falsa que se originó en un website satírico. Sin embargo sea la noticia cierta o no, lo que supuestamente fue dicho sobre la biblia nos sirve para ilustrar el punto que queremos señalar. Supuestamente Walter Mercado también dijo:
“Habrá cambios en el estilo, será una narración más sencilla y directa y así se evitará los problemas que ha causado la primera parte con la gente que la interpretó de manera literal.”
Muchas personas en el mundo entienden que el problema con la biblia es precisamente ese, que los cristianos toman todo como si fuera literal. Dicen que no hay que ser dogmaticos con Las Escrituras. Es lamentable, pero parte del mundo cristiano también ha sucumbido ante este engaño del enemigo. ¿Será que el mundo actual necesita una actualización de la palabra de Dios? ¿Será que Las Escrituras están faltas de una restauración? ¿Un Update? O ¿Lo que Dios dice permanece para siempre? Somos de la postura que los principios delineados por Dios son aplicables para la raza humana en todas las eras y las épocas. El tiempo puede variar, pero no así los principios divinos.