La Esposa de Cristo

En esta ocasión, apreciado amigo oyente, vamos a estudiar algo que se ha enseñado por mucho tiempo en diferentes iglesias, pero que a la luz de la Biblia, el concepto que se ha enseñado no esta totalmente en lo cierto. Analicemos a que se refiere la Biblia al hablar sobre las bodas del cordero. Todas las iglesias interpretan esto de una forma, pero veamos en realidad a que se refiere la Biblia cuando usa este término. Como es nuestra costumbre, quiero pedirte que por favor asumas una actitud de reverencia donde estas para que nos pongamos en contacto con el Dios del cielo. Oremos, Dios y Padre eterno, en este momento venimos a ti una vez mas buscando tu dirección y tu guía. Nos disponemos a abrir tu palabra, y pedimos que Tu nos ilumines con tu Santo Espíritu para que nuestras mentes puedan discernir el mensaje que quieres trasmitirnos en este momento, lo pedimos en el nombre de Jesús, Amen!

Ok, seria bueno que sepamos primero quien es el cordero, no crees? En la Biblia encontramos muchos textos que identifican por nosotros al cordero. Abre tu Biblia conmigo, por favor, y busca Juan, capitulo 1.Leamos desde el versículo 19: “Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: Tu quien eres? Confeso, y no negó, sino confeso: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: Que pues? Eres tu Elías? Dijo: No soy, Eres tu el profeta? Y respondió: No. Le dijeron: Pues quien eres? Para que demos respuesta a los que nos enviaron. Que dices de ti mismo?” En el verso 23, Juan el Bautista responde: “Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías. Y los que habían sido enviados eran de los fariseos. Y le preguntaron y le dijeron…” versículo 25, “por que, pues, bautizas, si tu no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros esta uno a quien vosotros no conocéis. Este es el que viene después de mi, el que es antes de mi, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.” Y en el verso 29 dice que “El siguiente día vio Juan a Jesús que venia a el, y dijo: He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Cristo Jesús, mi amigo, es el cordero de Dios.

Nadie describe a Cristo usando el simbolismo del cordero mejor que el mismo apóstol Juan en el último libro de la Biblia. En Apocalipsis 4, Juan ve en visión el trono de Dios en el cielo; y en el capitulo 5, el revelador ve en la mano derecha del que esta sentado en el trono un libro. Este libro no podía ser abierto por nadie en el cielo o en la tierra porque tenía siete sellos, luego el dice: “Y mire, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un cordero como inmolado… y vino y tomo el libro…y cuando lo hubo tomado, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del cordero…y cantaban un nuevo cántico, diciendo:

Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tu fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”. Cristo, mi amigo, dio su sangre, su vida para redimirnos o rescatarnos del pecado que reina en este mundo caído. El revelador, en Apocalipsis 13: 8 nos dice que Cristo fue inmolado desde la fundación del mundo. En las edades eternas, Dios el padre y Dios el hijo habían ideado un plan de rescate o redención por si el hombre desobedecía, Cristo daría su vida para satisfacer las demandas de la santa ley de Dios que es inmutable. En Romanos 6: 23 dice que la paga del pecado es la muerte, así que si en algún momento el hombre desobedecía a Dios o pecaba, debía morir, pero Cristo se ofreció incluso antes de la creación de esta tierra a dar su vida en sustitución de la vida del hombre. El profeta Isaías dice que Cristo fue llevado como cordero al matadero, pero eso solo fue la consumación de lo que ya estaba predeterminado en los concilios celestes. El apóstol Pedro así lo afirma, el dice:

“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir…no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.” 1 Epístola del apóstol Pedro 1:18-20.

Cristo es el cordero, de eso no hay ninguna duda. El cordero de pascua que los Israelitas mataron la noche de su liberación antes de salir de Egipto representaba a Cristo. Los corderos que el pueblo de Israel sacrificaba en el desierto confesando sus pecados sobre ellos simbolizaban a Cristo. Es por esto que cuando Cristo murió en la cruz del calvario, cuando el sumo sacerdote se disponía a sacrificar el cordero, este se le escapo de las manos y el velo del templo se rasgo. Eso puso fin a todos esos ritos que representaban el sacrificio que Jesucristo haría por el hombre caído. Muchos dicen que la muerte de cristo puso fin a la ley o los diez mandamientos, y dicen que ya no estamos bajo la ley sino bajo la gracia,  pero eso no es lo que la Biblia enseña, sino mas bien, que Cristo puso fin a todos los ritos y ceremonias que los judíos hasta ese entonces practicaban simbolizando así la muerte expiatoria de Jesús para la redención del hombre.

Ahora bien, se ha enseñado por mucho tiempo que las bodas del cordero, se refiere a cuando Cristo venga en las nubes y se lleve a su iglesia al cielo o a la casa de su Padre. Muchos han presentado que Jesucristo se casara con la iglesia cuando el regrese por segunda vez., obviamente de forma simbólica. Esta interpretación surge especialmente de una parábola dicha por Jesús en el libro de Mateo. Te invito a que busques en tu Biblia conmigo el primer libro del Nuevo Testamento, el evangelio según Mateo. Vayamos al capitulo 25. Allí leeremos la famosa parábola de las 10 vírgenes. Mateo 25, comencemos a leer en el verso  1. “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo”.Cristo, a parte de ser presentado como el cordero de Dios en los evangelios y en otros libros, también se le presenta como el esposo. Continuemos leyendo en el verso 2. “Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la media noche se oyó un clamor”. Verso 6, “Aquí viene el esposo, salid a recibirle!

Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar…” en el verso 10, “…vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con el a las bodas; y se cerro la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos! Mas el respondiendo…” en el verso 12 “…dijo: De cierto os digo que no os conozco.” En la parábola se nota la diferencia de caracteres existente entre las diez doncellas.

Antes de analizar esta parábola contigo, amigo que me escuchas, amiga oyente, quiero primero presentarte otros pasajes bíblicos donde se describe algo similar que parece sustentar la creencia de que las bodas del cordero se refiere al encuentro de Cristo con la iglesia a su segunda venida. Mantén tu dedo en Mateo porque volveremos ahí mas adelante.

En la carta del apóstol Pablo a los Efesios en el quito capitulo versos 22 al 26 se encuentra la siguiente declaración: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y El es su salvador. Así que, como la iglesia esta sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amo a la iglesia, y se entrego así mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra”. El versículo 27 añade: “A fin de presentársela a si mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”

Este pasaje muy a menudo se cita para describir que Cristo será el esposo que viene a recoger a su esposa, la iglesia, como parece sugerir el texto. En este pasaje, el apóstol Pablo coloca a las esposas en una posición de subordinación con relación a los esposos, no porque sean inferiores, sino más bien, es una sumisión voluntaria entre iguales como lo predispuso Dios. Toda institución debe mantener una cabeza para mantener el orden, de la misma forma en el matrimonio,  Dios instituyo al hombre como quien debe dirigir el hogar. La esposa debe esperar y confiar en que su esposo suplirá todas sus necesidades y a su vez, el esposo debe ser el protector de su esposa, su sustento y su refugio.

Asimismo esto nos muestra cual es la relación existente entre Cristo y su iglesia. Cristo es quien sostiene a su iglesia, El es quien la cuida y la protege, quien esta atento a la felicidad de su pueblo, y en cambio, su iglesia lo ama, y se somete a El por el amor genuino y sincero que siente por su salvador. El amor supremo se muestra cuando uno renuncia a su propio placer o comodidad por la felicidad del otro,  por eso la Biblia dice que Cristo amo tanto a su iglesia que dio su vida por ella. Esta es la aplicación de este texto.  La relación entre Cristo y su iglesia  como se presenta, realza la hermosura de la relación matrimonial. El texto no sugiere que las bodas del cordero se realizaran cuando Jesús venga a recoger a su pueblo en su segunda venida, significando la unión de Cristo con su iglesia. 

Veamos otro pasaje. Busca ahora conmigo la segunda carta o epístola del apóstol Pablo a la iglesia de Corinto. Segunda carta a los Corintios capitulo 11, verso 2. Allí dice: “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen  pura a Cristo.” El apóstol dice que celaba a la iglesia con celo de Dios, o en otras palabras, sentía mucho entusiasmo en la búsqueda del bien de los hermanos de aquella iglesia. Pablo estaba preocupado de que aquellos discípulos pudieran ser engañados por falsos apóstoles. En un sentido un poco negativo quizás, podríamos decir que el apóstol también quería darles a entender que Dios no tolera rivales. Ahora, Pablo dice que ha desposado a la iglesia de Corinto para presentársela a Dios como una virgen pura. Desposar a alguien en los tiempos bíblicos significaba dar en casamiento. En los tiempos antiguos se solía contratar a un intermediario para que hiciera todos los arreglos para el compromiso de un hijo o hija. Una ilustración de esto se nota en el casamiento de Isaac con Rebeca. Su padre Abraham encargo a su siervo a conseguir la esposa para su hijo. Esa historia se encuentra en el libro de Génesis capitulo 24.

En aquellos tiempos, un compromiso de esa índole, era tan sagrado como el matrimonio mismo. La novia elegida podía quedarse en la casa de sus padres antes del matrimonio y con frecuencia pasaba un largo tiempo entre el compromiso matrimonial y la boda misma. A veces también la novia podía ser entregada al cuidado y protección de los amigos del novio hasta que este viniera a buscarla. La comunicación entre el novio y la novia se hacia a través de un amigo especial que gozaba de la confianza plena del novio. La responsabilidad de este amigo se consideraba sagrada. Si en algún momento la novia era infiel a su compromiso, eso era en algunas ocasiones castigado, inclusive, hasta con la muerte. En este pasaje Pablo se presenta como el intermediario entre Cristo y su iglesia.

Pablo se sentía el responsable de asegurarse que todo este bien entre ambas partes hasta que el Señor regresara a encontrarse con su pueblo. Pablo era, como quien dice, el amigo del novio quien había hecho los arreglos necesarios para el compromiso de los creyentes de Corinto con Cristo y el tenia el vivo deseo de que esa iglesia permaneciera con la pureza de la fe que había recibido e incontaminada de las cosas del mundo. Pablo velaba por esa iglesia, solo podía imaginar la satisfacción que sentiría cuando Cristo regresara en gloria y el pudiera presentar a todos esos creyentes que con tanto empeño el había trabajado para su redención. El solo podía asemejar eso al gozo que siente el amigo especial del novio cuando ha guardado la novia por tanto tiempo, y luego se goza en ver que su trabajo ha dado mucha satisfacción y alegría. Así mismo lo expreso Juan el bautista en el evangelio de Juan 3: 26-36. Pero este versículo tampoco se refiere a que las bodas del cordero serán cuando Cristo se case con la iglesia en su venida como parece indicar el texto y como se ha enseñado.

Debemos aclarar algo. La relación matrimonial se emplea en la Biblia para describir la relación que hay entre Dios y su pueblo. Veamos algunos pasajes que así lo demuestran. Vayamos primero al libro de Isaías. En el capitulo 54 verso 5 el profeta declara: “Porque tu marido es tu hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.” En el capitulo 62, verso 5 también, Isaías dice: “Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposaran contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozara contigo el Dios tuyo.”

Pero, así como sucede en muchos matrimonios, cuando uno de los cónyuges es infiel o falta al voto matrimonial, eso quebranta la unión intima que caracteriza este tipo de relación,  asimismo sucedió en larelación que existía entre Dios y el pueblo judío. El Señor tuvo que reprender severamente a su pueblo varias veces a través de sus siervos los profetas. Dios emplea un lenguaje bien fuerte. Jeremías capitulo 3 es un buen ejemplo. Versículo 1 de Jeremías 3: “Si alguno dejare a su mujer, y yéndose esta de el se juntare a otro hombre, volverá a ella mas? No será tal tierra del todo amancillada? Tu, pues, has fornicado con muchos amigos, mas vuélvete a mi! Dice Jehová!” Verso 2: “Alza tus ojos a las alturas, y ve en que lugar no te hayas prostituido. Junto a los caminos te sentabas para ellos como árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la tierra.” Versículos 13 y 14: “Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová. Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomare uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sión…” En el verso 20 el Señor afirma: “Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis contra mi, oh casa de Israel, dice Jehová.”

Cada vez que el pueblo judío se apartaba de Dios e iba en pos de otros dioses, Dios, el creador de los cielos y la tierra, se sentía celoso, como El mismo lo expuso en el segundo mandamiento donde Dios declara: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que este arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinaras a ellas, ni las honraras, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso…” Por lo mismo en el primer mandamiento Dios dijo: “No tendrás dioses ajenos delante de mi.” Éxodo 20: 3-5. De la misma forma se emplea un lenguaje similar en el libro del profeta Ezequiel. Vamos al capitulo 16. Comencemos a leer en el verso 6. “…y yo pase junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y cuando estabas en tus sangres te dije: Vive! Si, te dije, cuando estabas en tus sangres: Vive! Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa, tus pechos se habían formado, y tu pelo había crecido; pero estabas desnuda y descubierta. Y pase yo otra vez junto a ti y te mire, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entre en pacto contigo, dice Jehová, el Señor, y fuiste mía.” El profeta Ezequiel, describe el surgimiento de la nación de Israel comparándola con un abortivo, si se puede decir, una criatura prácticamente recién nacida, pero abandonada en algún basurero.

El Señor tuvo compasión de esta pequeña criatura y se hizo cargo de ella hasta que creció y se convirtió en una señorita. Luego el Señor la desposo para si mismo y como había hecho hasta ese entonces, continúo protegiendo y cuidando a quien ahora era su deleite. Pero el profeta revela lo que sucedió luego. Ahora leamos a partir del verso 15. “Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras.”Verso 31 “…Y no fuiste semejante a ramera, en que menospreciaste la paga, sino como mujer adultera, que en lugar de su marido, recibe ajenos. A todas las rameras les dan dones; mas tú diste tus dones a todos tus enamorados; y les diste presentes, para que de todas partes se llegasen a ti en tus fornicaciones. Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones,  lo contrario de las demás mujeres; porque ninguno te ha solicitado para fornicar, y tú das la paga, en lugar de recibirla; por esto has sido diferente. Por tanto, ramera, oye palabra de Jehová.”

Del versículo 36 en adelante, Dios advierte al antiguo pueblo de Israel las consecuencias de su desviación, o su infidelidad o adulterio espiritual. De la misma forma como la fornicacion representaba el apartamiento del pueblo de Israel de la antigüedad, asimismo representa nuestra condición actual como pueblo. Hoy en día nosotros hacemos lo mismo que ellos hacían. Estamos en paz con Dios por conveniencia, pero cuando nos sentimos lo suficientemente seguros de nosotros mismos, nos apartamos de El siguiendo el deseo de nuestro impío corazón, de esa forma cometemos un adulterio espiritual al igual que ellos. El profeta Óseas en su libro también nos presenta algo parecido, pero por razones de tiempo queremos dejarte que leas ese texto de tarea. Cuando puedas léete Óseas capítulos 1, 2 y 3.

Ok, si el encuentro de Cristo con su iglesia en su segunda venida no es a lo que la Biblia se refiere al citar las bodas del cordero en el Apocalipsis, a que se refiere entonces? En Mateo 25 leímos que diez vírgenes estaban esperando al esposo y cuando finalmente el esposo vino, solo 5 entraron con el a las bodas, las otras cinco que les faltaba aceite, lamentablemente no entraron. Se quedaron fuera. En el libro ‘El Conflicto de los Siglos’, escrito por Elena White, sierva del Señor, encontramos la siguiente declaración: “La venida de Cristo como nuestro Sumo Sacerdote al lugar santísimo para la purificación del santuario, de la que habla en Daniel 8:14; la venida del hijo del hombre al lugar donde esta el anciano de días, tal como esta presentada en Daniel 7:13; y la venida del Señor a su templo, predicha por Malaquías, son descripciones del mismo acontecimiento representado también por la venida del esposo a las bodas, descrita por Cristo en la parábola de las diez vírgenes, según Mateo 25.” Esta cita es encontrada en el capitulo titulado: Jesucristo Nuestro Abogado, Pág. 479. Edición de tapa dura. La sierva de Dios dice que la venida del esposo a las bodas, presentada en el libro Mateo, es el mismo acontecimiento del que hablan los profetas Malaquías y Daniel. Veamos estos pasajes.

En primer lugar vayamos al último libro del Antiguo Testamento, el libro del profeta Malaquías. Busca Malaquías 3. Leamos los versículos del 1 hasta el 3. “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparara el camino delante de mi; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. Y quien podrá soportar el tiempo de su venida? O quien podrá estar en pie cuando el se manifieste? Porque El es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentara para afinar y limpiar la plata; porque limpiara a los hijos de Levi, los afinara como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia.” La primera parte del verso 5 dice: “Y vendré a vosotros para juicio.” Vayamos ahora a Daniel. En Daniel 7:13. El profeta describe: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venia uno como un hijo de hombre, que vino hasta el anciano de días, y le hicieron acercarse delante de El.” Y en Daniel 8:14 encontramos: “Y el dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado.”

Cada uno de esos pasajes es paralelo a la venida del esposo que Cristo presento en el libro de Mateo. Malaquías dice que el Señor vendría súbitamente a su templo, o sea de una forma repentina o inesperada. El Señor vendría a juicio. Se sentaría a afinar la plata y el oro, seria como fuego purificador, por eso el profeta pregunta que quien podría soportar el tiempo de su venida. Daniel dice que con las nubes del cielo vendría el hijo del hombre. Pero esta venida no seria a la tierra sino más bien a donde se encontraba el anciano de días, o Dios el padre. Y el profeta dice que después de un periodo de tiempo definido, se habría de purificar el santuario. El tiempo que el específica es dos mil trescientas tardes y mañanas. Todo esto es equivalente a la venida del esposo narrada por Jesús.

En la parábola de Mateo 25, cuando vino el esposo las que estaban preparadas entraron con El a las bodas. La venida del esposo que presenta la parábola sucede antes de las bodas. Las diez vírgenes que van al encuentro del esposo obviamente representan a la iglesia. En el siglo IXX, en los EEUU hubo un importante y grande despertar religioso entre los cristianos creyentes de diferentes denominaciones.  Muchos diligentes estudiosos de las Sagradas Escrituras analizaron la profecía hallada en Daniel 8:14 donde se indica que el santuario se purificaría al final de dos mil trescientos días, o mil trescientas tardes y mañanas.

Esta profecía la analizaremos en otra entrega mas adelante. Estos fieles creyentes muy estudiosos de la Biblia, por cierto, llegaron a la conclusión que los dos mil trescientos días, concluirían en el otoño del año 1844. Esto es utilizando el principio Bíblico día por año; o sea, cuando estudiamos profecías bíblicas, nos damos cuenta que un día es equivalente a un año. Cuando tengas tiempo puedes revisar estos dos pasajes en tu Biblia, el primero esta en Ezequiel 4:6  y el segundo en el libro de Números 34:14.

Los fervorosos creyentes del siglo IXX creían que el santuario que necesitaba ser purificado era la tierra, así que ellos dedujeron que Cristo vendría en ese entonces. Ellos proclamaron el mensaje: ‘He aquí viene el esposo, salid a recibirle’, este mensaje indujo a miles de personas a esperar el inmediato advenimiento del Señor en gloria. Ellos pensaban que el santuario a ser purificado era la tierra, y no se percataron de que el profeta Malaquias se refería al templo de Dios en el cielo. Ellos pensaban que en el cielo no puede haber algo que necesite purificación. La venida del esposo registrada en Mateo 25, no son las bodas en si, sino que la venida del esposo se verifica antes de las bodas, en otras palabras, la venida del esposo hace referencia al inicio del juicio investigador y no a la venida de Cristo a la tierra. Te invito a que escuches el tema –Pesado en Balanza- en nuestra página en línea. Este tema explica un poco el juicio investigador.

En el 1844 el gran movimiento Milerita, como se le llamo, porque quien se destacaba más en el estudio de las profecías era un hombre llamado William o Guillermo  Miller, proclamo la venida del esposo. Todos abandonaron sus trabajos, casas, sus negocios, vendieron sus posesiones y se prepararon para ir al encuentro del esposo, pero cual no fue el chasco cuando paso la fecha que indicaba la profecía y Cristo no vino como ellos esperaban. En el tiempo señalado el esposo vino, no a la tierra, sino hasta donde estaba el anciano de días como lo presenta Daniel. El calculo que habían hecho de la profecía de Daniel 8:14 no estaba errado, no, el calculo esta perfecto. Donde se habían equivocado no era en el cálculo, sino más bien en el acontecimiento. 

Muchos renunciaron a la fe después del gran chasco, otros se desanimaron totalmente, pero hubo algunos que con mayor empeño se dedicaron al estudio profundo de la palabra de Dios para descubrir donde estaba el error. Según la parábola, las vírgenes que entraron a las bodas fueron aquellas que tenían aceite en sus vasos con sus lámparas. Aquellos que junto con un conocimiento de la verdad, tenían el Espíritu y la gracia de Dios, y que en la noche de su amarga prueba habían esperado con paciencia, escudriñando la Biblia en busca de mas luz, fueron los que se percataron de la verdad referente al santuario celestial y al cambio de ministerio de Cristo del lugar santo al lugar santísimo como se hacia en el antiguo Israel el día de la expiación o día de la purificación del santuario. Y aquellos que aceptaron y aceptan el testimonio de las Santas Escrituras sobre las verdades referentes al santuario celestial, siguiendo a Cristo por fe mientras se presenta ante el anciano de días en su templo para efectuar la última obra de mediación, estos son los que están representados como si entraran con el esposo a las bodas. No asisten en persona a las bodas, porque ellas se realizan en el cielo, sino mas bien deben comprender la obra de Cristo en el santuario celestial y seguirle por fe, así es como ellos van con el a las bodas.

Ahora bien, eso es sobre la venida del esposo, pero la pregunta es, que representan las bodas del cordero? Las bodas del cordero, mi amigo, representa el acto cuando Cristo es investido con la dignidad de Rey. Busquemos el libro del Apocalipsis capitulo 19. Leamos los versos 5 y 6. Juan el revelador dice: “Y salio del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios todopoderoso reina!” En el idioma original, el texto lee: El Señor nuestro Dios todopoderoso ha comenzado a reinar. Al final de juicio investigador, pero antes de que Cristo abandone el lugar santísimo del santuario celestial, El será coronado Rey de reyes y Señor de señores, el recibirá su reino; y a esto es que se refiere la Biblia al hablar de las bodas del cordero.

Por eso es que el revelador continua diciendo en el verso 7 de Apocalipsis 19: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del cordero, y su esposa se ha preparado…” Juan, además expresa lo siguiente: “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.” Apocalipsis 21: 2. Y en los versos 9 y 10 del mismo capitulo el dice: “Vino entonces a mi uno de los siete ángeles…y hablo conmigo diciendo: Ven acá, yo te mostrare la desposada, la esposa del cordero… y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de Dios.” Así es, amigo oyente, la nueva Jerusalén será la capital del reino de Cristo, y cuando El sea investido de la dignidad de Rey, el recibirá la nueva Jerusalén como lugar central en su reinado que será eterno. Por eso el revelador la llama la esposa o la desposada del cordero.  Por esto es que la iglesia no puede representar a la esposa en las bodas del cordero. Las vírgenes que van al encuentro del esposo en la parábola representan a la iglesia, pero no en calidad de esposa, sino mas bien en calidad de invitadas.

En el Apocalipsis el pueblo de Dios esta compuesto por los invitados a la cena de las bodas del cordero. Como lo dice Apocalipsis 19:9. Si la iglesia representa a los invitados a la cena de las bodas, no puede también representar a la esposa.

Veamos dos de las parábolas de Jesús. En Lucas 19 del 11 en adelante dice: “…prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver. Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo.

Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras el una embajada, diciendo: No queremos que este reine sobre nosotros. Aconteció que vuelto el, después de recibir el reino, mando llamar ante el aquellos siervos a los cuales había dado el dinero para saber lo que había negociado cada uno.” Los versos del 16 hasta el 26 narran como cada siervo declaro lo que había hecho con lo recibido de manos del hombre noble, pero en el versículo 27 dice: “…a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá y decapitadlos delante de mi.” Esta parábola enseña que cuando Jesús sea coronado rey, El vendrá a recompensar a cada persona conforme a lo que cada quien haya hecho en su ausencia.

Vayamos a Mateo 22. Leamos del 1 en adelante. “Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas estos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida, mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo esta dispuesto; venid a las bodas. Más ellos sin hacer caso, se fueron, uno a sus labranzas, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey…” en el verso 7 “… se enojo; y enviando sus ejércitos, destruyo aquellos homicidas y quemo su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas lo que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a la salida de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.” Y saliendo los siervos en el versículo 10, “…juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.” En el verso 11 “Entro el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, como entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas el enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían, atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro, y el crujir de dientes. Porque muchos son los llamados, y pocos los escogidos.”

En esta parábola se emplea la misma figura de las bodas y se puede ver claramente que el juicio investigador se realiza entre los invitados antes de las bodas. En la parábola el rey representa a Dios el padre, o el anciano de días. El hijo del rey, obviamente representa a Cristo Jesús. Ya los convidados habían sido invitados, pero era la costumbre de aquellos tiempos de enviar a mensajeros personales para recordar a los huéspedes que ya habían sido aceptados.

La invitación había sido dada originalmente al pueblo judío a través de los profetas, pero ellos no aceptaron la invitación, sino más bien  la rechazaron. La segunda invitación que Dios les hiciera la hizo a través de Juan el bautista, y la tercera y última invitación fue dada por los discípulos de Cristo después de su crucifixión, resurrección y ascensión al cielo. Pero los judíos rechazaron todo llamado de Dios hacia ellos, así que el envió a sus siervos a llamar a todos los que encontraran en los caminos, o sea, las personas de todas las naciones, ya no solamente el evangelio era para los judíos sino para todo el mundo. Las bodas fueron llenas de convidados dice la Biblia, pero el rey antes de la boda entro para ver en que condición estaban los invitados.

Claramente se nota que el estaba haciendo alguna clase de escrutinio entre todos los que habían aceptado su invitación. Entre ellos encontró a un hombre que no tenía el vestido de bodas. Era costumbre en aquellos tiempos proveer junto con la invitación el traje a usarse en la boda, por lo que este hombre desprovisto de la vestimenta requerida no tenía ninguna excusa y lo demostró al permanecer callado. Por eso fue arrojado fuera. En el tiempo actual esta vestimenta de bodas representa la justicia de Cristo que nos es dada a través de su mediación en el cielo, y Cristo, antes de ser coronado rey eternamente y para siempre, esta investigando el carácter de todos aquellos que han aceptado su llamado a venir. Cristo esta llevando a cabo la purificación del santuario celestial del cual habla muy claramente el libro de hebreos. Así como en el antiguo Israel había un día designado para la purificación del santuario, asimismo Cristo se encuentra hoy llevando a cabo esa obra como nuestro sumo sacerdote, según Hebreos  9:11.

Mientras el juicio investigador toma lugar en el cielo, mientras se van limpiando del santuario los pecados a los pecadores arrepentidos, entre nosotros debe haber una obra especial de renunciar al pecado. Eso esta claramente presentado en el mensaje del primero de tres ángeles en Apocalipsis capitulo 14. Juan narra: “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenia el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua, y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio a llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar, y las fuentes de las aguas.” Apocalipsis 14: 6, 7. El ángel llama a adorar al Dios creador y a darle gloria. Dar gloria a Dios, mi amigo, no es decir muchas veces repetidamente: aleluya, gloria a Dios, no, dar gloria a Dios es revelar su carácter en el nuestro, y de esta manera hacerlo conocer en el mundo. Es mas que solo profesar ser cristiano, dar gloria a Dios es dejar que el mundo vea el carácter de Dios en mi vida, no solo cuando estoy congregado en la iglesia, no, es en todas las actividades que realizo, en mi trabajo, mi escuela, universidad, cuando voy manejando en la calle, al comer, al vestir, lo que escucho, lo que veo, etc. De esa forma es como glorificamos a Dios, y mientras Cristo todavía intercede por nosotros, nosotros debemos confesar nuestros pecados y con su poder apartarnos de ellos. Aquellos que estemos viviendo sobre la tierra cuando la obra de mediación de Cristo termine en el santuario celestial, tendremos que estar frente a un Dios Santo sin ningún mediador. Nuestros vestidos deberán estar sin mancha, cubiertos de la justicia de Cristo, nuestros caracteres deberán estar purificados del pecado mediante la sangre expiatoria de Cristo. Tendremos que ser vencedores sobre el mal por la gracia de Dios y nuestro propio esfuerzo diligente. Tendremos que tener puesto el vestido de bodas.

En Lucas 12: 35- 38  Jesús advirtió a sus discípulos: “Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa y vendrá a servirles. Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos.” Así es, apreciado oyente, cuando Cristo Jesús termine su obra intercesora, así como se cerro la puerta en la parábola de las diez vírgenes, así mismo se cerrara la puerta de la gracia para este mundo, pero aquellos que estén velando con sus lámparas encendidas, o escudriñando las escrituras en busca de mas luz, aquellos que estén  siguiendo por fe  a Cristo Jesús con la vestimenta de las bodas, su justicia, tendrán el privilegio de ser los huéspedes en la cena de las bodas del cordero.

Pronto Cristo será investido rey, y recibirá la nueva Jerusalén, como dice Daniel 7:14 “Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones, y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasara…” Una vez esto suceda, entonces el vendrá a buscarnos para que participemos de la cena de las bodas del cordero. En Mateo 8:11 Jesús dijo: “Os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentaran con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos.” Dice también en Lucas 22: 29, 30: “Yo, pues os asigno un reino, como mi padre me lo asigno a mi, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.” Cristo hoy extiende su invitación a nosotros. Jesús quiere que participemos con el en la celebración de su coronación eterna como Rey de reyes y Señor de señores. Hoy tú tienes la invitación a participar de la cena de las bodas del cordero. Cristo quiero otorgarte su justicia para que tengas el vestido requerido para participar en este evento. Jesús, mi amigo, quiere también compartir su reinado contigo y conmigo. El dice bienaventurados somos nosotros por haber sido llamados a la cena de las bodas del cordero. Quieres hoy aceptar su invitación? Es mi oración que así sea.

Material consultado: El Conflicto de los Siglos.