Trinitarios Vs. Unitarios

Hay doctrinas dentro de los credos de nuestras iglesias que son presentadas como parte de nuestras creencias distintivas. Sin embargo, hay otras que son universales a la cristiandad. Pero, aun cuando las iglesias cristianas creen en una misma doctrina, la forma de verla puede variar considerablemente entre iglesia e iglesia, y aun más entre individuos. Es utópico pensar que todos los cristianos creeremos lo mismo y de la misma manera, cada cabeza es un mundo, dice un dicho. Aunque la biblia es una, las interpretaciones de sus enseñanzas son muchas. Entre los cristianos, hay quienes no prestan atención ninguna a lo que dicen creer, solo se limitan a decir: -Yo soy de tal denominación- , y eso les basta. Sin embargo, siempre es bueno conocer nuestras creencias. Este es el caso que se da con la doctrina de la trinidad. Sin dudas, esta es una doctrina que ha dado lugar a muchas disputas a lo largo de los siglos en la cristiandad. En este artículo, vamos a analizar la historia de ella, y las diferentes vertientes más sobresalientes en el cristianismo actual. 

Según la Iglesia Católica, Dios es un ser único que existe como tres personas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Y aunque los tres son Dios, no son tres Dioses sino solo uno. Las personas divinas son co-eternas, co-substanciales, y co-iguales: todas, igualmente, son increadas y omnipotentes. En este sentido, tres personas no se entienden como tres seres distintos, sino tres expresiones o manifestaciones de un mismo ser. Dios Hijo es engendrado eternamente con el Padre, y el Espíritu Santo procede del Padre a través del Hijo. Los tres son distintos por virtud de los procesos de filiación, es decir, la relación de parentesco, pero esto no los hace entidades separadas con conciencias independientes. La palabra que define la doctrina de la trinidad más cabalmente es consubstancialidad, lo que quiere decir que más de una persona habita en la misma sustancia, sin que exista división o separación entre ellas. Del otro lado, algunas iglesias protestantes expresan la misma doctrina así: Dios existe en tres distintas personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Los tres comparten los mismos atributos y la misma naturaleza; por lo tanto, estos tres constituyen el único Dios. Otras iglesias protestantes como los Testigos de Jehová, no creen en la trinidad, sino en la unicidad de Dios. Esto se conoce como doctrina unitaria, y la veremos más abajo. 

Lo primero a considerar es que la palabra trinidad no aparece en la biblia. El concepto trinitario es ajeno al pensamiento judío, desde donde surgió el cristianismo. Los judíos actuales no creen en la trinidad, sino que tienen el mismo concepto de la deidad como los antiguos hijos de Israel. Ellos creen en un único Dios, una sola persona en la deidad, quien es eterno e incorpóreo, pero quien es el Creador de todas las cosas, y Su presencia está presente en cada rincón de Su creación. La creencia más profunda de los judíos es el monoteísmo, adorar un único Dios. El texto central de su creencia es Deuteronomio 6:4:

     “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.”

A través de todo el Antiguo Testamento hay un tema dominante y continuo, la lucha contra el politeísmo, es decir, la adoración a más de un dios. En la antigüedad, ellos estaban rodeados de naciones politeístas. De hecho, muchas religiones paganas antiguas tenían tríadas de dioses místicos. El único Dios personal, una persona, de los judíos era totalmente diferente a la noción que tenían los paganos sobre la deidad. Es por esto que para los judíos actuales, aceptar a Cristo como la encarnación de Dios no es una opción. Ellos entienden que aunque Dios es cercano al hombre, Él no está asociado a la naturaleza humana en ninguna manera. Para ellos los libros encontrados en el Nuevo Testamento no tienen importancia. No obstante, el Antiguo Testamento tiene varios versículos que sugieren una pluralidad en Dios. Entre  ellos:

     “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.” Génesis 1:26.

     “Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.” Génesis 11:6, 7.

     “Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?”  Isaías 6:8.

A pesar de versículos como estos, la biblia es consistente en presentar a Dios como un Ser único.

    «… Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra; no hay otro.» Deuteronomio 4:39

     «… yo, yo soy, y no hay dioses conmigo…»Deuteronomio 32:39

     «Jehováde los ejércitos… sólo tú eres Dios… tú hiciste los cielos y la tierra.»Isaías37:16

     «… antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. Yo, Yo Jehová…» Isaías 43:10-11

     «… Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios… No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno…»Isaías 44:6; 8 y 24

     «… yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí.» Isaías 46:9

     «… mi honra no la daré a otro.» Isaías 48:11

La palabra hebrea utilizada en los pasajes en los que se muestra una pluralidad en Dios es Elohim, que pudiera traducirse literalmente como dioses, ej: -En el principio los dioses crearon los cielos y la tierra.- Pero, no se puede traducir de esta manera cuando se habla del único y verdadero Dios, porque los verbos y adjetivos encontrados en los contextos inmediatos están en singular. Esto indica que dicha palabra debe entonces significar otro tipo de pluralidad. Algunos eruditos entienden que en estos pasajes, los escritores bíblicos utilizaron el plural mayestático, el cual consiste en el referimiento a uno mismo en la primera persona del plural. Este era usado por los monarcas, quienes nunca se referían a sí mismos en primera persona, sino en plural. En vez de decir, -He decidido en mi corte-, decían -Hemos decidido en la corte.- Sin embargo, hay judíos modernos que entienden que el concepto de trinidad no impugna la unicidad de Dios, sino que trasciende la idea rabínica de un monismo absoluto. Según ellos, la unicidad de Dios debe ser comprendida en referencia a una eternalidad de una comunidad intra-personal. De acuerdo con ellos, no existe tal cosa como una persona, sea divina o humana, que habite en un vacío sin ningún tipo de relación.

En el Nuevo Testamento, donde se basa la gran mayoría del protestantismo, se presenta una clara distinción entre la persona de Jesucristo y la persona de Dios Su Padre. No se ve una co-igualdad ni una consubstancialidad entre ellos. Podemos verlos a ambos independientes el uno del otro, pero unidos en propósito. Al Espíritu Santo lo vemos mayormente a través de símbolos. Aunque se entiende que el Espíritu Santo es una persona independiente del Padre y del Hijo, el Nuevo Testamento lo presenta dependiente de Ellos. Es por esto que muchos consideran que el Espíritu Santo no es una persona, sino más bien una fuerza o poder que emana de Dios. Otros lo consideran como la misma presencia de Dios o de Jesucristo. Sea como fuere, lo cierto es que la biblia enseña la existencia del Espíritu Santo, aunque Su naturaleza es un misterio que quizás no alcancemos a entender completamente en esta tierra.

Ahora bien, Cristo se manifestó a sí mismo como el Hijo de Dios, y enfatizó Su relación con Su Padre en los cielos. Luego de Su ascensión, los apóstoles no enseñaron en ningún momento la doctrina trinitaria. Ellos entendieron la relación del Salvador con Su Padre, y la obra que el Consolador haría en favor de ellos. Fuera de ahí, ellos no formularon ningún credo al respecto. En la gran mayoría de textos, sus intenciones eran presentar a Jesucristo, el Hijo de Dios, quien vino a rescatarnos del pecado.

     “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” Juan 1:18

     “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.” 1 Pedro 1:3

     “…en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesucristo.” 2 Pedro 1:2

     “En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.”Romanos 2:16

Entonces, ¿Cómo y cuando surgió la doctrina de la trinidad actual? La historia nos da la respuesta. Esta fue introducida al cristianismo, como muchas otras, por la Iglesia Católica, cuatro siglos después de la muerte de Cristo. Mientras los apóstoles vivían, hubo muchas corrientes de doctrinas que negaban que Cristo fuera hijo de Dios. Ellos, sin lugar a dudas, trataron de aclarar toda la cuestión. En sus epístolas y evangelios dejaron bien claro que Jesús no solo era hijo de Dios, sino también era Dios como lo era su Padre. Aun así, luego de la muerte de ellos, y de toda aquella generación, las nuevas filosofías fueron introduciéndose al cristianismo paulatinamente. Las creencias basadas en las Escrituras se fueron perdiendo poco a poco, mientras otras nuevas creencias paganas iban surgiendo. En los primeros cuatro siglos de la cristiandad, cuando los creyentes en Cristo eran perseguidos por el paganismo y la mezcla de este con el cristianismo, surgieron  varias ideas en la religión romana sobre la naturaleza del hijo de Dios. Algunos preguntaban: ¿Era realmente Dios? ¿Existía antes? ¿Era humano totalmente? La iglesia fiel, la que conservaba la fe pura como había sido enseñada por los apóstoles, fue reemplazada por la mezcla de las religiones pagana y cristiana que se formó en el imperio romano. Como los verdaderos adoradores eran perseguidos como herejes, ellos se refugiaron en las catacumbas.  Esto llevó a que los debates eclesiásticos de los concilios que se organizaron sobre temas de la cristiandad, como el de la naturaleza de Cristo, fueran debates, no entre la verdad y el error, sino más bien entre un error y otro. 

Dice la historia que dos clérigos católicos de Alejandría, Egipto, tenían dos interpretaciones diferentes sobre la naturaleza de Cristo. Uno de nombre Arrio  sostenía que  puesto que Jesús era hijo de Dios, este tenía que tener algún inicio, y por lo tanto consideraba él, Cristo debió haber sido una creación de Dios con atributos divinos. Otro de nombre Atanasio tenía una visión temprana de lo que hoy es la doctrina trinitaria. En aquellos tiempos, las diferencias doctrinarias en el cristianismo causaban malestar al imperio romano. El emperador Constantino, quien supuestamente se convirtió al cristianismo, convocó un concilio eclesiástico en la ciudad de Nicea, en el 325 d. C. Su objetivo era unificar la religión en todo el imperio. En otras palabras, este concilio tenía motivos políticos más que religiosos. El emperador mismo continuaba siendo un adorador del dios sol. La historia dice que no fue sino hasta su lecho de muerte, cuando Constantino fue bautizado a la fe cristiana. La mayoría de los obispos que acudieron al concilio de Nicea tenían una posición mezclada entre las dos propuestas acerca de la divinidad de Cristo. La enciclopedia británica declara:

   “Constantino mismo presidió (el concilio de Nicea), dirigiendo las discusiones activamente, y propuso personalmente…la formula crucial expresando la relación entre Cristo y Dios en el credo emitido por el concilio…intimidados por el emperador, los obispos, salvo dos excepciones, firmaron el credo, muchos de ellos en contra de sus inclinaciones.”(1971 edition, Vol. 6, “Constantine,” p. 386)

Fue Constantino quien introdujo un credo considerado trinitario. Sin embargo, este no cesó las discusiones entre las dos posiciones eclesiásticas existentes entre Anastasio y Arrio, sino que continuaron por otros sesenta años más. Cada bando continúo enseñando sus antiguas creencias, a pesar del credo niceno, y los enfrentamientos entre ambos bandos a veces eran violentos y sangrientos. Luego del concilio, Arrio fue desterrado. Sin embargo, la lucha entre arrianos y católicos continuó durante todo el siglo IV. Parte de los pueblos barbaros o tribus germánicas que conquistaron el imperio romano, abrazaron el arrianismo, y fueron destruidos por Roma, en parte por sus creencias contrarias (eso lo analizamos en el artículo titulado El Anticristo y el 666 II). El arrianismo llegó a considerarse herejía, la cual se pagaba con la muerte.

En una parte, el credo niceno rezaba: “Creo en el Espíritu Santo.”Así que entonces, a los desacuerdos sobre la naturaleza de Cristo, también se les añadieron desacuerdos sobre la naturaleza del Espíritu Santo. ¿Sería otra persona o sería Dios mismo? En la segunda mitad del siglo IV, tres teólogos de Capadocia (Actual centro de Turquía), dieron forma al punto de vista de la doctrina de Anastasio. Ellos fueron Basilio, obispo de Cesarea, su hermano Gregorio, obispo de Nisa, y Gregorio de Nacianzo. Ellos propusieron que Dios el Padre, Jesucristo, y el Espíritu Santo eran co-iguales y estaban juntos en un solo ser, pero aun así distintos el uno del otro. Una sola persona, pero a la vez tres personas, o al revés, tres personas en una sola persona. Estos hombres tenían entrenamiento en la filosofía griega, lo que sin dudas influía en sus creencias. En el 381 d. C; el emperador Teodosio, el grande, convocó el concilio de Constantinopla para acabar con los debates sobre las naturalezas de Cristo y del Espíritu Santo. Este concilio fue precedido por Nectario, un anciano senador de la ciudad quien no era teólogo. La enciclopedia del Catolicismo HarperCollins declara:

-Las enseñanzas de estos tres teólogos “hicieron posible al concilio de Constantinopla afirmar la divinidad del Espíritu Santo, que hasta ese momento nunca había sido declarado en ningún lado, ni siquiera en las Escrituras.”-(TheHarperCollins Encyclopedia of Catholicism,“God,” p. 568).

La declaración que salió de aquel concilio fue:

“Creemos en un Dios, El padre todopoderoso, creador del cielo y la tierra, y de todas las cosas visibles e invisibles; y en un señor Jesucristo, el unigénito hijo de Dios, engendrado por el padre antes de todas las edades…y creemos en el Espíritu Santo, el señor y dador de vida, quien procede del padre, quien junto con el padre y el hijo es adorado y glorificado, quien hablo por los profetas…”

Esta declaración llegó a ser conocida como el credo niceno-constantinopolitano. Una vez aprobado, el emperador romano no toleró más los puntos de vista que fueran contrarios, y se emitieron varios decretos para suprimir cualquier distención. Todo aquel que no se sometiera a la nueva y aprobada enseñanza de la iglesia era considerado hereje, y tratado como tal. Esto fue ratificado en el concilio de Calcedonia en el 451 d. C. A pesar de eso, la doctrina trinitaria siempre tuvo sus adversarios. Después de todo, la doctrina se derivó de entre varias concepciones que se tenían dentro del cristianismo romano. En los tiempos de la reforma protestante, Martin Lutero, el reformador alemán que dio inicio al protestantismo actual dijo lo siguiente:

“Es ciertamente verdadero que el nombre Trinidad no aparece en ningún lugar de Las Escrituras, sino que ha sido concebida e inventada por el hombre.” (reproducido enThe Sermons of Martin Luther,John Lenker, editor, Vol. 3, 1988, p. 406). 

Opuestos a los trinitarios están los llamados unitarios. Al igual que la doctrina de la trinidad, esta otra también varía dependiendo la denominación cristiana. Actualmente, no todos los credos unitarios están expresados de la misma manera, pero en esencia parecen decir una misma idea. Están aquellos que creen como creía Arrio originalmente. Sin embargo, por lo menos hay otras dos variantes de esta doctrina. Los proponentes de la primera entienden que Dios el Padre es el único Dios verdadero, y que Jesús es Su hijo humano, que no existía previamente, sino que llegó a existir por voluntad del Padre en un tiempo determinado por Él, para que fuera el Salvador de la raza humana. Según creen, el Espíritu Santo no es una persona que forma parte de una trinidad, sino que es una fuerza impersonal, a través de la cual, Dios trabaja para conseguir Su objetivo en la creación. Entre las denominaciones que creen de esta manera están los Testigos de Jehová. Los proponentes de la segunda variante unitaria entienden que solo existe un Ser divino, Jesús, quien se revela a sí mismo de varias maneras, ya sea como el Padre o como el Espíritu Santo. Mayormente son iglesias pentecostales las que tienen esta creencia. Según entienden, dependiendo de la dispensación o momento histórico del mundo, el Ser supremo ha decidido revelarse a Sí mismo del modo más conveniente para nosotros.

La doctrina unitaria es ajena a la Escritura. No hay forma de probarla correcta bíblicamente hablando, especialmente porque las Escrituras son enfáticas en mostrar la eternidad de Cristo, así como sus cualidades Divinas, y Su unidad con Su Padre. La biblia claramente enseña que Jesús es divino tanto como lo es su Padre. Jesús es la misma imagen de la sustancia de Dios, Hebreos 1:3. Juan dice que el Verbo era en el principio con Dios y era Dios, Juan 1:1-3, 14. Tanto El Padre, así como Cristo son llamados el Alfa y Omega, Dios todopoderoso, Apocalipsis 1: 4-8; 11-18. El profeta Isaías refiriéndose a Jesucristo le llama Dios fuerte, Padre eterno. Isaías 9:6. Dios y Su hijo Jesucristo ambos son adorados en la biblia, y solo Dios es digno de adoración, Mateo 2:11; 8:2; 14:33, 28:17; Juan 9:38, Hebreos 1:6, Apocalipsis 5:13. Tanto Dios como su Hijo Jesucristo comparten atributos divinos claramente vistos en la biblia. 

Como podemos ver, desde tiempos tempranos en la cristiandad, esta doctrina ha causado controversia entre los creyentes. Sin embargo, aunque nuestra salvación no depende de ella, sino de la gracia de Dios, nunca esta demás conocer la historia de las cosas que creemos. Aunque en la biblia la doctrina trinitaria no puede sustentarse, como la presenta la iglesia Católica, así tampoco se puede sustentar la doctrina unitaria, como la creen algunas iglesias Protestantes. Lo realmente importante en nuestra experiencia cristiana no es llegar a ser eruditos en las doctrinas controversiales como esta, sino llegar a conocer al Hijo de Dios. Después de todo, fue Él mismo quien dijo:

     “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Juan 17:3