Juventud, Divino Tesoro

Las Naciones Unidas declararon el 12 de agosto como el día internacional de la juventud. Aunque bien se ha dicho que la juventud es un estado de ánimo, no obstante se considera jóvenes a las personas entre los 15 y los 24 años. ¿Cuál es el propósito de este día especial? Que se desarrollen políticas en temas prioritarios como el empleo, la pobreza, el uso indebido de las drogas, la delincuencia juvenil, entre otras. Con esta iniciativa se busca capacitar a los jóvenes para que sean de utilidad a la sociedad.

Rubén Darío escribió: Juventud, divino tesoro. Es en este momento de la existencia donde se piensa que la vida nunca terminará. Es en esta etapa cuando los seres humanos buscan su identidad. Cuando comienzan a asumir responsabilidades y los valores comienzan a tomar fuerza. Aunque es una etapa donde la búsqueda de diversión parece interminable, no por eso es una etapa libre de preocupación porque a veces el porvenir es incierto. Es en la juventud donde se puede trazar un curso correcto o un camino que termine en tristeza y dolor. No en vano escribió el sabio Salomón:

“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento.”  Eclesiastés 12:1

Aun cuando el rey Salomón ocupó un lugar eminente y privilegiado en sabiduría y grandeza entre todos los reyes de Israel y aun más allá, en su vejez, luego de experimentarlo todo, llegó solo a una conclusión: Todo es vanidad. Todas las ventajas materiales que pudo tener durante su vida fueron inútiles para alcanzar la felicidad. Ya en el ocaso de la vida solo pensaba en todos aquellos jóvenes que estaban comenzando a vivir y que quizás al igual que él en su juventud, solo pensaban en acumular cosas y alcanzar objetivos.

Al incluir este llamado a los jóvenes casi al final de su libro, no era la intención de Salomón desalentarlos para que no se trazaran metas ni tampoco para que siguieran sus sueños, sino que quería hacerles ver que si Dios no era quien motivaba todos sus emprendimientos, nada que pudieran hacer les daría la verdadera felicidad. Las cosas materiales solo les permitirían experimentar un gozo momentáneo y pasajero.

En su palabra Dios promete dar el verdadero gozo que viene del cielo. La juventud es la etapa adecuada de la vida para reconocer a Dios como el Hacedor y Sustentador de la existencia. Es en esta etapa tan linda donde se debe trazar una senda siguiendo el camino de la verdad y la justicia. Bien se puede disfrutar lo hermoso que este mundo tiene para ofrecer, como también se puede hacer esfuerzos para llegar a ocupar alguna posición de importancia en la sociedad. Inclusive se puede  poner empeño en dejar un legado a los que vienen detrás. Todo es bueno y valido, teniendo siempre en mente que Dios es quien está al control y poniendo todos los proyectos delante de él.

Salomón también escribió:

“Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Eclesiastés 11:9

Es muy fácil en la juventud perder de vista a Aquel quien es la razón de la existencia. El deseo de lograr cosas y avanzar puede no dejar tiempo para buscar a Dios. Al igual que el sabio rey Salomón cualquiera puede caer en el error de  pensar que todo  triunfo es fruto del sacrificio propio y perseverante esfuerzo. Existe el riesgo de perseguir la búsqueda de la felicidad  propia olvidando por completo la de los demás.

Muchas personas que han alcanzado el éxito en la mediana edad, se sienten con un vacio en el corazón que nada logra llenar y entonces buscan de Dios. Muchas otras, tristemente, acuden a Cristo en el final de sus días cuando ya piensan haberlo alcanzado todo. Pero cuando descubren el gozo de la salvación que Dios ofrece se lamentan sobremanera por no haberlo hecho antes. Si tan solo hubieran sabido el consejo hallado en el libro de Eclesiastés se hubieran evitado tantos chascos y errores. Se pudieron haber evitado tanto dolor y sufrimiento. Si tan solo alguien les hubiera dicho.

El día internacional de la juventud bien puede ser un hermoso momento para compartir la palabra de Dios con los jóvenes no creyentes de la comunidad. Regalarles una biblia o un libro cristiano sería un buen gesto. Una invitación a la iglesia pudiera marcar la diferencia. Más de un alma ha venido a los pies de Cristo en su juventud por una invitación sencilla. Hay muchos jóvenes que Dios quisiera utilizar en Su obra. ¿Por qué no aprovechar este día para alcanzar a aquellos que se encuentran en este periodo preciado de la vida?

Artículo nuestro publicado en la revista El Centinela, Agosto 2015