El Infierno y Cristo

En este nuevo artículo continuaré con el estudio sobre la doctrina del infierno. Esta es la continuación de los dos artículos previos. Te invito a leerlos si no lo has hecho. Aquí me concentraré en lo que Jesús enseñó sobre el lugar llamado infierno. Aquellos que proponen que el infierno es un lugar de tormento eterno, hallan evidencia entre las palabras de Cristo. En una ocasión Jesús dijo que era mejor entrar en la vida mutilado que, estando completo, ser echado en el infierno, un lugar donde el gusano nunca muere, y el fuego nunca es apagado, Marcos 9:43-48. Para entender este pasaje, tenemos que considerar dos puntos importantes. En primer lugar, recuerda que los libros hallados en la biblia se escribieron originalmente en dos idiomas: el AT se escribió primordialmente en hebreo, y el NT en griego. Desde entonces, las Escrituras han pasado por un sin número de traducciones hasta llegar a las que tenemos hoy. En mi caso particular, me gusta la versión Reina Valera 1960, pero de vez en cuando consulto otras versiones para ver el significado de ciertas palabras. Igual, muchas veces busco ciertas palabras en diccionarios bíblicos y en la concordancia Strong`s. Estas son herramientas que permiten ver los significados originales de cualquier palabra hallada en la biblia. En segundo lugar, recuerda también que al estudiar la biblia debemos entender el contexto histórico de muchos pasajes, como el que nos compete ahora.

En los idiomas modernos, hay palabras que se forman dependiendo del contexto cultural. Es decir, palabras que se introducen en el léxico de una comunidad, país, o región, por el argot o la jerga popular. Si yo te dijera: -Doña Bella casi le da pa`bajo al tiguere. Se salvó a chepa. Pero na, lo agarró y lo trancó.- Creo que necesitarías que te interprete algunas partes. En la Rep. Dominicana a los jeeps en que anda la policía se les decía doña bella. Darle pa`bajo a alguien quiere decir matarlo. La palabra tiguere en este caso quiere decir delincuente. Chepa es tener suerte, y trancarlo es meterlo preso. Un dominicano entiende toda esa expresión sin ningún problema, pero un chileno, un paraguayo o un salvadoreño necesitaría saber más sobre cómo se habla en RD para entender dicho argot. Lo mismo sucede en esta instancia en que Cristo mencionó la palabra infierno. Los judíos de su tiempo entendieron a la perfección a qué se refiero Él. Ahora nos toca a nosotros investigar e indagar para entender a qué fue que Cristo hizo referencia.  

La palabra griega que Jesús utilizó, que hoy está traducida como infierno, es la palabra Gehena. De hecho, algunas traducciones de la biblia transliteraron la palabra directamente del griego al castellano. Esa misma palabra aparece también en Mateo 5:22 y Santiago 3:6. Al entender el significado de esta palabra en la cultura del Nuevo Testamento, nos damos cuenta a qué hizo referencia Cristo cuando habló sobre el infierno. Gehena viene de la palabra hebrea Geh Hin·nom, que quiere decir, Valle de Hinom. Este valle era un lugar geográfico específico en los alrededores de la ciudad de Jerusalén. Este lugar aparece en el libro de Jeremías 7:32-34. En este pasaje podemos ver con claridad que sucedía en la Gehena.

   “Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Jehová, en que no se diga más, Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza; y serán enterrados en Tofet, por no haber lugar. Y serán los cuerpos muertos de este pueblo para comida de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante. Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de las calles de Jerusalén, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa; porque la tierra será desolada.”

Nota lo que dice este profeta, en la Gehena yacerían los cuerpos muertos sin que nadie los enterrara, y las ciudades de Judá, siendo Jerusalén la capital, estarían desoladas. Todo eso sucedería porque los hijos de Israel se habían apartado de Dios y Sus principios, por lo tanto, Dios los destruiría, y sus cuerpos muertos serían comidos por las aves en la Gehena. Jesús hizo referencia a un cuadro similar cuando se refirió al fin del mundo Él dijo:

   “Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra dejada. Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado. Y respondiendo, le dijeron: ¿Dónde, Señor? Él les dijo: Donde estuviere el cuerpo, allí se juntarán también las águilas.” Lucas 17:33-37

Claramente podemos ver el paralelismo. En palabras de Cristo, se puede ver que, al final del tiempo, aquellos que sean tomados, serán depositados en algún lugar, dónde sus cuerpos quedarán a la intemperie para ser devorados por las aves, como sucedía en el Valle de Hinom. En el mismo pasaje de Marcos, cuando Cristo hizo referencia al gusano que nunca muere, estaba citando una porción del profeta Isaías. Y si analizamos dicha porción, veremos que es consistente con el resto de lo que enseñan las Escrituras en lo tocante al infierno. Isaías escribió, en profecía, sobre el final de este mundo, y la nueva creación que Dios hará, y luego añadió:

   “Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre.” Isaías 66:22-24

Es muy obvio que en los tiempos de Jesús, el Valle de Hinom o la Gehena llegó a ser la referencia cuando se hablaba de muerte, destrucción, y desolación. En algún momento durante la última parte del Antiguo Testamento, este valle llegó a ser un lugar donde se depositaba, no solo la basura de Jerusalén, sino también los cuerpos muertos de aquellos que no eran enterrados. Especialmente los cuerpos de la gente vil y de los malhechores iban a parar allí. Los cuerpos de las personas que no merecían tener cristina sepultura, como decimos hoy, eran depositados en aquel lugar horrendo. Y puesto que este lugar era un vertedero, allí siempre había fuego, quemando constantemente, lo que había para quemar. Solo lo peor de lo peor parece que terminaba en la Gehena o infierno. Y aquel infierno ardía constantemente porque siempre había material combustible que quemar. Los oyentes de Cristo, de su tiempo, entendieron cabalmente lo que Cristo quiso decirles. En el día de hoy, la confusión surge por las distintas traducciones hechas a esta palabra.

En la actualidad, hay quienes piensan que el fuego del infierno está ardiendo desde hace milenios y nunca se apagará, porque Jesús así lo dijo. Sin embargo, si vemos el contexto cultural y lingüístico de lo que Jesús dijo, podemos entender claramente que el infierno no es un sitio donde la gente está sufriendo, siendo atormentada con fuego eterno. Sino más bien, el infierno es un lugar donde serán depositados los cuerpos muertos de todos aquellos que no se arrepientan de su rebelión contra Dios. Un lugar de desolación y destrucción, donde no habrá ningún tipo de vida sufriente, sino solo muerte. De hecho, la biblia pone como ejemplo a las ciudades de Sodoma y Gomorra, para dar a entender el significado del castigo que Dios traerá sobre los pecadores impenitentes.

   “y si (Dios) condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente…” 2 Pedro 2:6

Más claro ni el agua. Dios redujo a cenizas estas ciudades, las cuales sirven de ejemplo para aquellos que prefieran rebelarse contra Él. En el lugar donde existieron Sodoma y Gomorra, ya no hay fuego ardiendo. Cuando el fuego quemó lo que tenía que quemar, se apagó. Ahora mismo, allí solo hay un montón de ruinas que han sido desenterradas por los arqueólogos. Lo mismo hará Dios con todos los impíos al fin del tiempo. Y como dijimos en el artículo anterior, originalmente el infierno, o más bien, el día del juicio fue preparado para el diablo y sus ángeles. Satanás no está a cargo de atormentar a nadie, ni mucho menos, sino que él está a la espera de que se le ejecute juicio, junto con sus secuaces. El apóstol Pedro también escribió:

   “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio…” 2 Pedro 2:4

En este pasaje el infierno es paralelo a prisiones de oscuridad, donde se encuentran Satanás y sus ángeles caídos (demonios), entre tanto el poco tiempo que Dios les ha dado para obrar concluya. El mismo Satanás será destruido al final del tiempo que Dios le dio a la triste historia que llamamos pecado. Ni siquiera el mismo originador del pecado arderá por siempre. Cuando Dios decida terminar con el pecado, no le dejará ni raíz ni rama. Hablando en profecía sobre quien una vez fuera Lucifer, el querubín protector de Dios, Isaías dice:

   “!Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones…Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo…” Isaías 14:14, 15

Con seguridad podemos decir, leyendo en la Palabra profética más segura, que no hay un infierno que arde constantemente, dónde todos los pecadores son atormentados por las edades sin fin de la eternidad, sin importar cuales pecados hayan cometido, y dónde el diablo es el jefe. Sino que más bien, como hemos visto en esta serie de artículos, el infierno será la destrucción completa y definitiva del pecado y los pecadores, incluyendo a Satanás, quien espera la ejecución de su sentencia. El profeta Ezequiel lo presenta de la siguiente manera:

   “En Edén, en el huerto de Dios estuviste… Tú, querubín grande, protector…Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad…fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios…yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti…yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.” Ezequiel 28:13-19

El mismo originador del pecado no recibirá un castigo de sufrimiento eterno, sino que luego de su castigo, mediante el fuego de la ira de Dios, solo le esperará una muerte eterna. Dios ofrece vida, pero rebelarse contra Él da como resultado muerte. La biblia es consistente en que Dios no castigará por siempre a los malvados, sino que más bien los consumirá y los exterminará. Un castigo de sufrimiento eterno no es congruente con el carácter de un Padre amante. El plan original de Dios para el hombre era que este viviera en felicidad eterna, no sufrimiento eterno.

Quiero concluir diciéndote lo siguiente. Pienso que hasta aquí he cubierto los puntos más importantes sobre tan infernal doctrina, pero siempre queda más tela por dónde cortar. Así que en otro momento podremos continuar analizando más puntos relacionados con el infierno; como por ejemplo, la parábola del rico y Lázaro. Hasta entonces, ¡Dios te acompañe!