El Anticristo y el 666 (Segunda Parte)

Continuemos con nuestro estudio sobre el número 666, el anticristo y la primera bestia de Apocalipsis 13. Si no has leído el estudio anterior te recomendamos hacerlo para que te sea más fácil la comprensión de este. En él vimos como la primera bestia de Apocalipsis 13 surgió del mar y recibió su autoridad del dragón, es decir, vimos como el sistema papal, la Santa Sede o El Vaticano (términos que se usan intercambiablemente, pero no significan lo mismo) surgió de entre los muchos pueblos de la Europa antigua y como el imperio romano le pasó su poder. Los textos bíblicos a los que hacemos referencia para este estudio son Daniel 7, Apocalipsis 13 y Apocalipsis 17. Estos tres capítulos son la base para el análisis profético e histórico que estamos haciendo. Habiendo hecho la introducción, sigamos adelante entonces.

Un aspecto que no hemos mencionado anteriormente sobre la cuarta bestia de Daniel 7 que representaba al imperio romano, es que esta tenía diez cuernos y que de entre estos, surgió otro cuerno pequeño. A Daniel se le dijo que estos cuernos representaban a diez reinos que surgirían del imperio romano, y otro reino más pequeño surgiría después y destruiría a tres de los originales. Daniel 7:24. Este último aunque era más pequeño que los demás sería más poderoso. La historia puede confirmarnos estos hechos. Si buscamos en los libros de historia nos encontraremos con una situación que aceleró la caída del imperio romano occidental, (el imperio romano oriental o bizantino, continuó existiendo hasta el 1453 cuando los turcos tomaron Constantinopla). Este fue invadido por pueblos germánicos que no pertenecían al imperio. A esto se le conoce como las “invasiones bárbaras” porque estos pueblos no se consideraban civilizados. Esto era en parte porque no hablaban las lenguas de la civilización greco-romana, el griego y el latín. En el 251 d. C. el emperador Decio murió defendiendo las fronteras de los Godos. Ya para el 378 d. C. después que los Hunos invadieron la frontera este, la batalla de Andrinópolis, y la muerte del emperador Valente estas invasiones se hicieron permanentes e irreversibles. Los registros históricos muestran que desde ese entonces varios de estos pueblos intentaron invadir el imperio y no prosperaron, desaparecieron, o se unieron a otros pueblos, como los Mauri y los Alanos, por ejemplo. Sin embargo de todos los pueblos bárbaros que invadieron el imperio romano, los que más se destacaron fueron los: Visigodos, Ostrogodos, Vándalos, Lombardos, Francos, Burgundios, Suevos, Anglosajones, Alamanes y Hérulos. Justo diez como los diez cuernos de la cuarta bestia de Daniel 7. Los historiadores aseguran que la división del imperio romano fue una realidad a partir del 476 d. C. Desde ese entonces la historia de las tierras que una vez fueron gobernadas desde Roma se transformó en la historia de los pueblos bárbaros, aun cuando varias generaciones de romanos conservaron sus costumbres y formas de vida.

Volviendo un poco atrás, la biblia dice que de entre estos diez reinos surgiría otro más pequeño que eliminaría a tres. Notemos que esta fue la última bestia que Daniel vio. El enfoque de la visión pasó entonces de la cuarta bestia (que representaba al imperio romano) al cuerno pequeño que surgió entre los demás 10 en la cabeza de la bestia. Siete de estos pueblos que invadieron al imperio romano todavía existen hoy en la actual Europa. Los Visigodos llegaron a ser la nación conocida como España. Los Lombardos  se convirtieron en Italia. Los Francos se transformaron en Francia. Los Burgundios conforman la actual Suiza. Los Suevos se encuentran hoy en Portugal. Los Anglosajones obviamente son la actual Inglaterra. Y los Alamanes dieron origen a la presente Alemania. ¿Qué pasó con los Ostrogodos, Vándalos, y Hérulos? Fueron eliminados por causa del cuerno pequeño que surgió último como indicaba la profecía. El cuerno pequeño representaba a otro rey o reino que surgió entre aquellos diez. Y en conclusión temprana podemos decir que este cuerno pequeño, pero que la biblia especifica que parecía más grande que los diez primeros también representa al sistema papal romano así como la primera bestia de Apocalipsis 13. ¿Soporta la historia esta interpretación bíblica? Claro que sí. En Daniel 7 se nos dan pistas para identificar al cuerno pequeño. Algunas de estas pistas enlazan al cuerno pequeño de Daniel 7 con la primera bestia de Apocalipsis capítulo 13 y la mujer sobre la bestia de Apocalipsis 17. Más adelante citaremos estos enlaces. Listemos y analicemos las pistas.

1.- Surgió entre los diez, pero después de estos. 2.- Tiene ojos como de hombre. 3.- Derribó a tres reinos, es a saber, los Ostrogodos, Vándalos y Hérulos. 4.- Hablaba grandes cosas y palabras contra el Altísimo, es decir, contra Dios. 5.- Quebrantaría a los santos del Altísimo. 6.- Cambiaria los tiempos y la ley. 7.- Tendría dominio por tiempo, tiempos, y medio tiempo.

Veamos primero el surgimiento del papado como poder político y la destrucción de esos tres reinos o pueblos bárbaros que fueron arrancados. Como dijimos hace un rato, el imperio romano occidental fue invadido por principalmente diez tribus germanas, las cuales causaron su desintegración como imperio. En el 476 d. C. Odoacro ascendió al trono de Italia como primer rey bárbaro (Hérulos), después de haber dirigido una revuelta en contra del general romano Orestes, quien había depuesto al emperador Julio Nepote. Este rey hérulo desterró al hijo de Orestes y joven emperador Rómulo Augusto.  Los Hérulos eran arrianos, es decir, creían en las enseñanzas de Arrio, un presbítero  de Alejandría (Egipto) que enseñó que Jesús era hijo de Dios, pero no Dios. Este rey rara vez intervino en los asuntos de la iglesia de Roma, sin embargo el emperador bizantino Flavio Zenón nombró rey de Italia a Teodorico (Ostrogodos) en el 488 d. C. con tal de que no incursionaran en el imperio bizantino. Ya para el 493 d. C. Teodorico había dominado toda la región italiana e invitó a Odoacro a un banquete donde le asesinó. Cabe resaltar que estos tiempos eran de mucha conmoción religiosa y la iglesia romana con el apoyo de los emperadores se había propuesto aniquilar la herejía, es decir, toda enseñanza contraria a sus dogmas y doctrinas entre las cuales estaba el arrianismo. Los Ostrogodos también eran arrianos, sin embargo Teodorico no intentó imponer sus creencias religiosas sobre sus súbditos sino que llegó a un entendimiento con la iglesia romana. Y como la historia actual confirma, esta iglesia siempre está dispuesta a hacer acuerdos políticos que le sean convenientes. Entre tanto en el imperio bizantino ascendió al poder Justiniano en el 527 d. C. Este se consideraba heredero de los cesares y cabeza de la iglesia, por esto durante su reinado tuvo dos directrices: restaurar el imperio romano y suprimir la herejía arriana.  En el 533 d. C. Justiniano decretó que el obispo de Roma era la cabeza de todas las iglesias del imperio cuando, técnicamente, Roma ya no era parte de este. Un portal católico cita lo siguiente:

“Los católicos encontramos difícil aplaudir las políticas eclesiásticas del gran emperador, aunque también en este terreno debamos reconocer el esfuerzo del estadista por promover la paz y la unidad dentro del imperio. Era sólo cuestión de tiempo el que tal unión sería la de la «santísima Iglesia de Dios Católica y Apostólica» (5 c., De s. tr., I, 1). El Corpus Juris está lleno de leyes en contra del paganismo (la apostasía era castigada con la muerte, 10 c, «De pag», 1, 11), el judaísmo, los samaritanos (quienes iniciaron una peligrosa revuelta en 529), los maniqueos y otros herejes. Los decretos de los cuatro concilios generales fueron incorporados a la ley civil. No se admitía la disensión. Leal al ideal de Constantinopla, el Emperador llegó a verse a sí mismo como «sacerdote y rey», cabeza suprema en la tierra tanto en lo tocante a los asuntos eclesiásticos como del Estado. Llenó su código con leyes canónicas y adoptó el erastianismo (doctrina que pide el sometimiento total de lo religioso y eclesiástico al Estado; llamado así por Tomás de Erasto, teólogo suizo del siglo XVII) más radical como ley del impero.”

Por órdenes de Justiniano, el general Belisario marchó contra Gelimer, rey de los Vándalos, quienes tenían su reino en el norte de África, y quienes también eran arrianos. Ambos ejércitos se enfrentaron en la ciudad de Tricamerón, veintisiete kilómetros al oeste de Cartago. Los Vándalos fueron destruidos y la conquista de África proporcionó a Justiniano una excelente base de operaciones para actuar contra Italia. Así, tanto los Hérulos como los Vándalos habían sido eliminados de sus respectivos reinados. Sin embargo todavía los Ostrogodos ocupaban Roma, que la habían adquirido anteriormente por órdenes del imperio bizantino, del que Justiniano ahora era cabeza. El acuerdo al que Teodorico había llegado con las autoridades eclesiales comenzó a fragmentarse luego que Justiniano proscribiera el arrianismo. En el 535 d. C. el general Belisario atacó a los Ostrogodos y para el 538 d. C. este reino colapsó y desapareció como los otros dos. Hay quienes aseguran que tanto los Vándalos como los Hérulos, así también como los Ostrogodos se esparcieron por diferentes regiones europeas, como por ejemplo Escandinavia, región que ocupan países como Dinamarca, Suecia, Finlandia y Noruega. Sin embargo, aunque si es posible que haya habido remanentes de estos pueblos, ellos no permanecieron en el mapa político del mundo como nación, ni tampoco como pueblo. Tal como lo indicaba la profecía estos tres reinos o cuernos fueron arrancados totalmente y desaparecieron. A partir del 538 d. C. el obispo de Roma pudo finalmente poner en práctica plena el edicto que Justiniano emitiera en el 533 d. C. que lo exaltaba como cabeza de todas las iglesias del imperio.

Hasta aquí hemos visto como el cuerno pequeño de Daniel 7 surgió entre los diez primeros cuernos y derribó a tres. Aquellos fueron tiempos muy difíciles, mientras el imperio romano se disolvía, y perdía fuerza su mano de hierro que había dominado el mundo conocido; Cuando  las incursiones bárbaras estaban en su apogeo, en ese mismo tiempo la iglesia romana estaba surgiendo como un poder político incuestionable. Una de las pistas que se le dio a Daniel para identificar al cuerno pequeño es que tenía ojos de hombre y una boca que hablaba grandes cosas y palabras contra el Altísimo. El hecho que se identificara al cuerno pequeño con un hombre lo cual no se hizo con ninguno de los otros diez, nos dice que el hombre que estuviera a la cabeza de aquel reino tendría prominencia sobre todos los demás. Vamos a dejarlo aquí por ahora, pero continuaremos en el siguiente artículo enlazando al cuerno pequeño de Daniel 7 con la primera bestia de Apocalipsis 13 y la mujer sobre la bestia de Apocalipsis 17. Las demás pistas que quedan sobre este poder o reino que Daniel vio en visión, en forma de un cuerno pequeño, son comunes a los otros símbolos ya mencionados sobre la bestia y la mujer en Apocalipsis. Hasta entonces, Que Dios sea contigo.