Una noche necesitaba ayuda para hacer algo en mi casa. Tenía dos sacos muy pesados que subir a la segunda planta donde los iba a guardar en el almacén. Salí en busca de dos hombres fuertes de esos que siempre están sentados en los colmados sin hacer nada el día entero, con la finalidad de que me ayudaran y se ganaran algo de dinero.
Efectivamente, encontré dos hombres bien fornidos que podrían subir los sacos con toda facilidad. Uno de ellos era un señor mayor entre sus cincuenta y cinco y sesenta años, el otro un joven entre los dieciocho y los veintitrés.
Camino hacia mi casa el más adulto, quien bebía algo en un vasito cervecero le comentó al otro más joven quien se fumaba un cigarrillo:
-Oye Junior, los otros días llamé por teléfono a una tipa que vive por allá arriba. La llamé a su celular porque ella me lo había dado y le dije que viniera a mi casa pa` que nos quitáramos las ganas, (La expresión que él utilizó obviamente no fue tan refinada). Ella me dijo que su marido estaba medio incomodo, pero que en una de esas salidas que él hace haríamos algo, sea en su casa o en la mía.-
A todo este tremendo comentario revelador, permanecí callado y asombrado de la manera en que se expresaba este hombre que se suponía debía ser el ejemplo para el joven. Añadiendo un último detalle dijo: -Es así la vaina, ya a las mujeres no se les puede andar con rodeos hay que decirles las vainas a la clara, eso es lo que les gusta a ellas.- Y volviéndose hacia mí preguntó: -¿Es así o no es así? ¿Qué tú crees? Yo le contesté con una sonrisa en el rostro: -Bueno, discúlpeme amigo, pero yo no comparto ese tipo de comentarios, ni ese estilo de vida. Yo soy cristiano, y no me involucro en cuestiones como esas. Espero que no se ofenda.- Si hasta ahora yo había estado sorprendido por su forma de hablar delante de mí quien era un total extraño para él, más me impresionó lo que me dijo después. –Oh!, pero varón, yo también soy cristiano.- A lo que yo repliqué: -Ah! Discúlpeme, pero es que yo soy otro tipo de cristiano.- Al parecer esa segunda respuesta que le di no le agrado mucho.
Esto ilustra la condición actual de nuestra sociedad. Tanto en la televisión como en la vida real, la promiscuidad sexual es abundante. La infidelidad en el matrimonio es algo común de todos los días. Bachatas, merengues, reggaetones, salsas, y otros géneros de música promueven de forma subliminal la “Pegada de cuernos” entre las parejas. La gente bromea sobre la infidelidad a su pareja como si fuera algo natural y no se le hace daño a nadie. La televisión enseña que amor es sexo y sexo es amor, pero nada más contrario a la realidad. El sexo casual entre personas que apenas se conocen es algo normal hoy en día, pero este hecho no hace que sea correcto.
En la sociedad moderna en que vivimos las mujeres se les ofrecen a los hombres que pudieran satisfacer sus necesidades económicas de mil maneras. Antes si una señorita al que no se le conocía que estuviera casada se la veía saliendo de algún motel, eso era algo de alarma en todo el barrio, no así hoy, eso ya no es nada del otro mundo. Que una misma persona se haya acostado con más de cinco compañeros sexuales, por decir un número, no es la gran cosa, es todo lo contrario, mientras más parejas sexuales haya tenido una persona esto la hace mas deseosa para todas las demás que esperan su turno. Las enfermedades venéreas como el SIDA por un tiempo controlaron la situación un poco debido al factor miedo, pero el miedo es transitorio, la moral permanece. Lo más triste del caso es que haya personas que se identifiquen con Cristo y que estén practicando las cosas que el mundo ofrece.
La baja moral en la sociedad ya es lo bastante vergonzosa, pero la falta de moral dentro de los profesos seguidores de Cristo es sencillamente indignante. Porque cuando un supuesto cristiano hace algo que es falto de valor moral, por ese solo pagan todos. Es por esto que es muy común escuchar decir muchas veces: “Dizque cristiano. Si así son los cristianos es por eso que no voy a la iglesia, déjenme a mí en el mundo.” Los que somos llamados a ser imitadores de Cristo debemos por todos los medios alejarnos de la corrupción e inmoralidad que impera en el mundo. Debemos recodar que la biblia dice que la apariencia de pecado también es pecado. El apóstol nos aconseja: “Huid de la fornicación.” Romanos 6:18 Sin importar que tan fuerte pueda ser la tentación, debemos hacer lo que hizo el joven José, quien huyó tan lejos como pudo de cometer un acto inmoral aun cuando esto le costó su libertad.