Durante un estudio en la iglesia, uno de los jóvenes preguntó: ¿Puede un cristiano beber alcohol o no? Su interrogante surgió puesto que otros familiares suyos que también son cristianos afirman que los creyentes podemos beber alcohol siempre y cuando no nos emborrachemos. La mayoría de los cristianos modernos hacen la misma afirmación. Según dicen, la biblia no condena el uso del alcohol, sino su abuso. Analicemos este tópico en los contextos antiguo y moderno. En primer lugar veamos algunos datos bíblicos al respecto. En Las Sagradas Escrituras no hay un solo texto que nos prohíba tajantemente beber alcohol, sin embargo hay varios textos que nos exhortan a mantenernos alejados de las bebidas embriagantes. Uno de ellos es:
“El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio.” Proverbios 20:1
Ahora bien, la biblia sí condena claramente la embriaguez o borrachera. Las historias de hombres como Noé y Lot muestran lo inapropiado que es perder el juicio a causa de bebidas alcohólicas. El primero plantó una viña y cuando hubo cosechado uvas hizo vino con el cual se embriagó y se “encueró” en su tienda. Génesis 9:20, 21. El segundo fue emborrachado por sus hijas porque querían acostarse con él para darle hijos ya que ellas no tenían maridos. Génesis 19:30-38. Las bebidas embriagantes nublan nuestro razonamiento y nos hace hacer cosas no deseadas. El apóstol Pablo en su carta a los cristianos de Éfeso, lo expresó claramente:
“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu…” Efesios 5:18.
También en el relato bíblico encontramos que en momentos específicos y a personas específicas Dios dio la orden de abstenerse de bebidas embriagantes. Por ejemplo, esta orden fue dada a los levitas, a los nazareos, y a las madres de ciertos hombres de Dios. Levítico 10:9; Números 6:3; Jueces 13:4.
Entonces, con estos datos, cabe volver a hacernos la pregunta ¿Debe un cristiano beber alcohol en la actualidad? Para contestar la interrogante, hay algo que tenemos que tener en cuenta al hablar sobre este tema. El vino en los tiempos bíblicos no necesariamente era igual al alcohol moderno. No obstante, los cristianos de hoy entienden que el beber alcohol en cualquiera de sus formas actuales, como cerveza, tequila, whisky, Vodka, Ron, etc, no es malo en sí, sino la cantidad que se beba. Pero, las bebidas embriagantes en la biblia, llámese vino o sidra, eran bebidas fermentadas que si se ingerían en grandes cantidades provocaban borracheras, sin lugar a dudas, pero no podemos compararlas con bebidas actuales, sencillamente porque a estas últimas se les añade una cantidad X de alcohol cuyo efecto puede ser mucho más poderoso que el de vinos fermentados por procesos naturales. Es decir, para emborracharse bebiendo jugo de uvas fermentado se necesita una mayor cantidad de esta bebida que de cerveza o whisky o algo similar. O dicho al revés, se podría beber vino fermentado naturalmente en una cantidad razonable sin que este produzca una borrachera, pero no sucede así con las bebidas alcohólicas modernas. Además del hecho de que el organismo humano desarrolla cierto grado de tolerancia al alcohol, y mientras más impuesta esté la persona a beber, requerirá un grado mayor de alcohol para embriagarse.
Los que defienden la postura “moderacionista” en el beber, consideran el vino como una bendición que puede ser disfrutada con moderación. Supuestamente, la biblia no hace referencia al tipo de vino sino a la cantidad que se consuma de este. Según dicen, la cuestión no es un asunto moral sino más bien un asunto médico. Beber en exceso hace daño, pero beber moderadamente no es pecado. Entonces, suponiendo que los defensores de la «Teoría de un solo vino» tuvieran razón y hoy los cristianos modernos podemos consumir bebidas alcohólicas, ¿Dónde podríamos establecer el límite para beber sin que sea ofensivo para Dios? El Dr. Samuele Bacchiocchi en su libro –Wine in the Bible (El Vino en la Biblia)- trata de desarticular esta teoría, la cual enseña que todo el vino mencionado en Las Escrituras es vino fermentado, es decir una bebida embriagante. Según su estudio, el vino en la biblia puede ser intoxicante o también puede ser sencillamente jugo de uvas.
El siguió el rastro de la palabra vino desde el inglés –wine- hasta el latín –vinum-, luego al griego –oinos- y finalmente hasta el término hebreo –yayin-, y concluyó que todas estas palabras han sido utilizadas históricamente para referirse al jugo de uva, ya sea fermentado o sin fermentar. Es decir que cuando la biblia habla de vino, no necesariamente está haciendo referencia a una bebida intoxicante, sino que también puede referirse simplemente al jugo de la uva. Y él presenta en un capítulo de su libro que las veces en que la biblia menciona el vino en un contexto positivo hace referencia al jugo de uva natural. Por ejemplo el vino por sus propiedades nutritivas naturales representaba la bendición Divina de la prosperidad material. Génesis 27:28; Deuteronomio 33:28. También representaba la bendición de la era Mesiánica. Joel 2:18, 19; Jeremías 31:10-12; Amós 9:13, 14. Así como también representaba el ofrecimiento gratuito de la gracia salvadora de Dios. Isaías 55:1; entre otras cosas. En cambio, las citas del vino con connotaciones negativas hacen referencia al jugo de uvas fermentado. Y él cita algunas de las razones por las cuales Las Escrituras condenan el uso de bebidas alcohólicas. Estas distorsionan la percepción de la realidad. Isaías 28:7; Proverbios 23:33. Ellas perjudican la capacidad de tomar decisiones responsables. Levítico 10:9-11. Ellas también debilitan las sensibilidades morales. Habacuc 2:15; Isaías 5:11, 12. Además que causan enfermedad física. Oseas 7:5; Isaías 19:14. Y por último las bebidas embriagantes descalifican para el servicio civil y religioso. Proverbios 31:4, 5; 1 Timoteo 3:2, 3; Tito 1:7, 8.
Una de las mayores objeciones a esta postura del Dr. Bacchiocchi es la alegada imposibilidad de mantener el jugo de uvas sin fermentar en los tiempos bíblicos. Sin embargo él encontró que los antiguos tenían varias forman de preservar el mosto o jugo de uvas libre de fermentación por mucho tiempo. Una de las varias formas era hervir el jugo hasta que el agua se evaporara y se convirtiera en un jarabe. Cuando se fuera a usar el vino simplemente bastaba con añadir agua. Algo así como los famosos jugos concentrados de la actualidad.
Otra objeción es la que comúnmente oímos sobre Cristo y su asociación con el vino. Jesús convirtió el agua en vino. En Juan 2:9, 10 dice:
“Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.”
Bacchiocchi señala que la palabra griega traducida como “buen” para el vino es kalos que denota aquello que es moralmente excelente. El escritor del evangelio pudo haber utilizado otra palabra griega, agathos, que significa simplemente –bueno-, pero no lo hizo. En la concordancia Strong encontramos la traducción de kalos:
-Hermoso, bueno, digno, señal externa de bien interno, bien que inspira, mejor, manera recomendable, excelente, justo, fino, elevado, honesto, honorable, lo correcto, tesoro, cosa correcta.-
Basado en esas definiciones es ilógico pensar que Cristo produjo entre 120 y 160 galones de vino intoxicante para todas esas personas presentes en la fiesta. El vino no era bueno por su alto contenido de alcohol, sino porque era fresco, es decir, recién exprimido. La auto descripción que Jesús dio de sí mismo en Mateo 11:19 y Lucas 7:34 donde dice que come y bebe vino con los publicanos y pecadores no indica que El fuera un borracho o que participaba libremente del vino, sino mas bien denotaba su asociación con las personas comunes en sus comidas. Es decir su estilo de vida social. El mismo Cristo en la ultima cena se refirió al vino como “el fruto de la vid” Mateo 26:28, 29 y Marcos 14:24, 25. Y nos mandó a participar de él como recordativo de Sus padecimientos. El historiador Josefo llama al jugo de uva recién exprimido de la misma manera. En el resto del Nuevo Testamento la iglesia apostólica entendió, practicó y predicó las enseñanzas de Cristo concernientes al uso del vino a la luz del Antiguo Testamento, concluye Bacchiocchi. En el día del pentecostés las personas que presenciaron el derramamiento del Espíritu Santo y vieron a los apóstoles hablar en diferentes idiomas los acusaron de estar borrachos, pero notemos específicamente que bebieron según las personas:
“Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.”
Esto sugiere que la gente conocía el estilo de vida de abstinencia de bebidas embriagantes por parte de los discípulos de Jesús y se burlaron de ellos alegando que solo con jugo de uva se habían emborrachado. En la primera carta del Apóstol Pablo a Timoteo capitulo 5, verso 23, leemos:
“Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.”
Es difícil sacar de este texto una excusa para el consumo de bebidas alcohólicas alegando que Pablo exhortó a Timoteo que lo hiciera, porque como bien podemos notar, la razón por la que el apóstol dijo esto a su discípulo no fue para complacencia propia sino por razones medicas. Antiguos escritores como Aristóteles indicaron que el vino sin fermentar era preferido sobre el fermentado para asuntos médicos porque el primero no conllevaba los efectos secundarios del segundo. Nosotros entendemos que el estudio del Dr. Bacchiocchi es cabal y demuestra claramente que la biblia no aprueba que el cristiano consuma bebidas alcohólicas en la actualidad. Sin embargo encontramos también muchos otros artículos y estudios sobre el vino en los tiempos bíblicos que favorecen el consumo de estas bebidas hoy. El mejor y más minucioso estudio que encontramos es uno, que hasta cierto punto, el único propósito del autor es contradecir lo presentado por el Dr. Bacchiocchi y pretender aclarar algunos significados de palabras griegas y hebreas, y sus usos, mostrando así que Bacchiocchi no está cien por ciento en lo cierto. Este artículo solo identifica al autor como JPH, pero se encuentra en la página Tekton Apologetics con el titulo Wine, Alcohol, and the Bible. La introducción dice:
“La palabra wine (vino) aparece más de 200 veces en la versión de la biblia King James (Equivalente en ingles, si se quiere, a la Reina Valera en castellano). Sobre todo, ¿Cual es la opinión de la biblia sobre el vino, y por extensión el alcohol? Es el propósito de este estudio decidir de una forma u otra (a favor o en contra sobre el uso del alcohol), especialmente mientras algunos críticos reclaman que la biblia ofrece consejos contradictorios sobre este tópico.”
El autor dice que hay tres palabras claves como evidencia en el Antiguo Testamento. Estas son 1.- Tiyrowsh, que se traduce como “vino”, y a veces como “vino nuevo” en versiones más modernas. Esta se refiere al exprimir del jugo de las uvas y muy raramente hace referencia al vino fermentado. El término mismo sugiere algo que no es alcohólico. 2.- Yayin, esta se traduce simplemente como vino en muchas versiones y en la mayoría de los contextos podemos ver claramente que se refería a una bebida alcohólica. Pero, este autor dice que Bacchiocchi arguye que esta palabra hace referencia a diferentes vinos utilizando literatura rabínica después de la era cristiana. Supuestamente el vino no alcohólico era yayin mi-gat o vino del lagar, vino fermentado era yayin yashan, y si era más antiguo todavía era yayin meyushshan o yashan noshan. No hay referencia alguna en el Antiguo Testamento sobre estas diferencias en los vinos bíblicos como afirma Bacchiocchi. Según las mismas fuentes citadas por Bacchiocchi el yayin mi-gat solo permanecía sin fermentar por tres días. 3.- Shekar, esta palabra no aparece a menudo pero se traduce en la versión King James como strong drink (en castellano se traduce como sidra). La raíz de esta palabra viene de otra palabra cuyo significado está asociado con una fuerte bebida alcohólica. Esta bebida parece haber sido hecha de higos y no de uvas. Hay algunas otras pocas palabras en el Antiguo Testamento que también se traducen como vino en la biblia, pero las tres citadas anteriormente constituyen la sobrecogedora mayoría de las referencias bíblicas. Luego él procede a hacer un análisis de las citas bíblicas donde aparecen las diferentes palabras traducidas como vino en el Antiguo Testamento y donde entiende que Bacchiocchi mal interpretó el significado él hace las correcciones de lugar, aunque en algunos puntos ellos concuerdan. Luego analiza las palabras griegas traducidas como vino en el Nuevo Testamento, estas son: 1.- Oinos, en cuyo caso Bacciocchi provee razonablemente evidencia solida de que esta era usada a veces para referirse a jugo de uvas. Aunque no todas sus evidencias son convincentes. Y 2.- Gleukos, que es utilizada solo una vez en el libro de Los Hechos. Las parábolas donde Jesús utilizó oinos no hacen ninguna declaración sobre su consumo ni para afirmar ni para negar. Los textos que dicen que El se asociaba con los borrachos no sirven para probar que tomaba bebidas alcohólicas de la misma manera que los que dicen que se asociaba con las prostitutas no prueban que fuera un “papi chulo.” Luego se citan varios textos:
“Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.» Romanos 14:21
Este no tiene nada que ver con abstinencia total del vino, sino mas bien Pablo hace referencia a estos productos siendo comprados en los mercados paganos, dedicados a dioses paganos, y esto pudiera resultar ofensivo para algunos.
“Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.” 1 Pedro 4:7
Este verso tampoco se refiere al vino aunque utilice la palabra sobrios. Ninguno de los puntos citados por Bacchiocchi equivalen a una condenación del alcohol a todas las personas, todo el tiempo y todas cantidades. Y la posición de este autor también es la misma a la de muchos otros, la biblia permite el uso de yayin alcoholizado, mientras condena su uso hasta el punto de la embriaguez. Pero lo que sorprende de este artículo es que después de analizar todas las evidencias y hacer todas las correcciones al estudio del Dr. Bacchiocchi, el autor termina con las siguientes conclusiones:
“1.- La embriaguez como condición es condenada. 2.- La gran mayoría de las citas no dan ningún consejo moral para bien o para mal. 3.- El consumo moderado no es condenado, excepto dentro del contexto de ciertas personas en ciertos tiempos. 4.- A la luz de los tiempos, aun el consumo moderado de alcohol por los cristianos no es una buena idea.”
El sostiene estas conclusiones sobre la siguiente base: -La biblia sugiere fuertemente que estos no son tiempos para hacer uso de bebidas fermentadas como lo hicieron los antiguos. En la antigüedad estas bebidas eran limitadas y no eran tan fuertes como las modernas. No había ninguna bebida similar al Vodka que pudiera noquear a una persona con un solo trago. El vino era diluido a propósito para prevenir la embriaguez. En general ese tipo de bebidas eran alcanzables solo para los ricos, o solo se podían beber en raras ocasiones. En la biblia no se ve un acceso fácil y directo todos los días de la semana, en la tienda, a bebidas como cerveza, vino o vodka. Ser un borracho no era un habito fácil, la adicción era improbable para todo el mundo excepto para los más ricos y los más poderosos.-
Estas deducciones van muy acorde con el primer capítulo del libro del Dr. Bacchiocchi donde él afirma que los analistas sociales consideran al alcohol como el enemigo público número uno de los Estados Unidos. Más de 100 millones de personas beben alcohol solo en este país y cobra la vida de 100,000 americanos por año. Esto es 25 veces más que todas las drogas ilegales combinadas. Esto representa un costo económico para la sociedad americana de $117 billones de dólares al año, según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y Alcoholismo. Estas cifras son del año en que Bacchiocchi escribió su libro, el 1989. De acuerdo con Centers for Disease Control and Prevention en el año 2006 el alcohol costó a los Estados Unidos solamente, la suma de $223.5 billones de dólares.
El autor del artículo citado más arriba da unos consejos finales:
“Personalmente he consumido alcohol en forma de bebidas de frutas y helados. No las encontré más deseables que aquellas que no lo tenían. No puedo soportar el olor de la cerveza, lo cual me recuerda a orina rancia; y cuando probé un Martini, lo hubiera comparado con beber el perfume Oscar de la Renta de mi esposa, solo que pudiera haber sido más placentero. Brevemente, realmente no entiendo la atracción a ese asunto… Si alguien piensa en consumir alcohol hoy, mi consejo seria por lo tanto que no lo hiciera, pero si lo hace, hágalo en privado con pesadas restricciones sobre si mismo…no porque la biblia ha cambiado, sino porque los factores sociales han cambiado en formas que los escritores bíblicos no pudieron prever. Si las advertencias dentro de su contexto social eran así de fuertes, ¿Cuánto más lo serian en la era de alcohol barato y abundante?”
Creemos que después de esas conclusiones de parte de alguien que no ve una prohibición al consumo de alcohol en la biblia, nosotros los que si la vemos, no tenemos que decir más nada.