Querido amigo, hoy quiero hablarte sobre un tiempo futuro muy distante. Tiempo en que se le dará fin al conflicto de los siglos entre Cristo y Satanás. Este tiempo está por lo menos a mil años en el futuro. Estoy seguro que has escuchado muchas veces decir que Cristo viene pronto. Esa es una realidad inminente. Las señales así lo indican. Quizás has escuchado toda tu vida sobre la segunda venida de Cristo, pero a lo mejor no tienes muy claro que es lo que sucederá cuando este hecho tome lugar. Es por esto que quiero analizar contigo, no la segunda venida de Cristo en sí, sino más bien lo que sucederá durante y después. En la 1ra carta a los Tesalonicenses capitulo 4 versículo 16. leemos:
«Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero».El verso 17 agrega:»Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor». Cuando Cristo regrese los justos que hayan bajado a la tumba resucitaran para encontrarse con Dios a quién sirvieron durante su vida. Aquellos que estemos viviendo nos juntaremos con nuestros seres queridos que hayan dormido en el Señor. Ahora, la Biblia declara que a la venida de Cristo también habrá otro grupo de personas. Jesús dijo:
«Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos».Lucas 17:26 -29.
Cuando Cristo venga por segunda vez aquellos que no hayan entregado su vida a Cristo Jesús, lamentablemente serán destruidos. Habrán cosechado lo que sembraron. El evento de la venida de Cristo a la tierra es presentado por varios escritores bíblicos. Por ejemplo el profeta Jeremías en el capítulo 25 versos 30 y 31 de su libro dice:
«Jehová rugirá desde lo alto, y desde su morada santa dará su voz; rugirá fuertemente contra su morada; canción de lagareros cantará contra todos los moradores de la tierra. Llegará el estruendo hasta el fin de la tierra, porque Jehová tiene juicio contra las naciones; él es el Juez de toda carne; entregará los impíos a espada, dice Jehová». El verso 33 añade:»Y yacerán los muertos de Jehová en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el otro; no se endecharán ni se recogerán ni serán enterrados; como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra».Isaías también declara:»Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos».Isaías 26:21.
Así es, a la venida de Cristo los impíos serán borrados de la superficie de la tierra, serán muertos por el espíritu de Su boca y destruidos por el resplandor de Su gloria. El profeta Isaías lo presenta de un modo más dramático aun: «He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores». El profeta continua diciendo:»La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra».Todavía dice más:»Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres».Isaías 26:1, 3, 6. Además Isaías aseguró:»19 Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. 20 Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará. 21 Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra. 22 Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días».Isaías 24:19-22.
La tierra, a la venida de Cristo, quedará como un desierto. Sobre la superficie de la tierra solo se verá las ruinas de todas las ciudades y todo ser viviente que no haya sido redimido estará muerto. Grandes ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Tokio, Buenos Aires, Ciudad de México, Londres, Hong Kong, todas las ciudades serán destruidas en su totalidad. Estoy seguro amigo mío que has visto alguna película donde una de estas grandes ciudades ha sido destruida, ya sea por algún monstruo o algún fenómeno natural o quizás por seres extraterrestres de otro planeta. Bueno eso es solo ficción, pero a la venida de Cristo esta será la triste realidad. El autor del Apocalipsis, Juan el discípulo amado, predice el estado caótico y de desolación a que será reducida la tierra; y declara que este estado de cosas subsistirá por mil años. Después que Juan describe las escenas de la segunda venida del Señor y la destrucción de los impíos, en Apocalipsis 19: 11-21, el revelador narra:
«Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. 2 Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; 3 y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo».Apocalipsis 20:1-3.
Según podemos aprender de otros textos bíblicos, es evidente que la expresión el «abismo» de que habla Juan, se refiere a la tierra en estado de confusión y tinieblas. Respecto a la condición de la tierra en el principio, la narración bíblica en Génesis 1:2 dice que»la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo».Las profecías nos indican entonces que la tierra será reducida a ese estado, un estado de vacío y desorden. Contemplando a través de los siglos el gran día de Dios, el profeta Jeremías en el capítulo 4 versos 23 al 26 del libro que lleva su nombre profetizó:
«Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz. 24 Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos. 25 Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. 26 Miré, y he aquí el campo fértil era un desierto, y todas sus ciudades eran asoladas delante de Jehová, delante del ardor de su ira».
En esta desolación es donde Satanás con sus malos ángeles estarán confinados durante los siguientes mil años. Ellos serán limitados a la tierra. Ellos no tendrán la libertad de ir a otros mundos para tentar e incomodar a los que nunca cayeron. En este sentido es cómo Satanás estará atado como lo presenta Apocalipsis 20:1-3. No habrá nadie en quien Satanás pueda ejercer su poder. Le será imposible seguir con la obra de engaño y ruina que por tantos siglos fue su único deleite. El profeta Isaías, mirando hacia lo por venir, ve el tiempo en que Satanás será derrocado, y exclama:
«¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. 16 Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; 17 que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?»Isaías 14:12-17.
Durante seis mil años, la obra de rebelión de Satanás «hizo temblar la tierra.» El «convirtió el mundo en un desierto, y destruyó sus ciudades; y a sus prisioneros nunca los soltaba. Durante seis mil años, su prisión, la tumba, ha recibido al pueblo de Dios, y lo habría tenido cautivo para siempre, si Cristo no hubiese roto sus cadenas y libertado a los que tenía presos. Ahora durante esos mil años, también los malos se encuentran fuera del poder de Satanás; y solo estarán con él sus perversos ángeles para que se den cuenta de los efectos de la maldición originada por el pecado. Durante mil años, Satanás andará errante de un lado para otro en la tierra desolada, considerando los resultados de su rebelión contra la ley de Dios. Acompáñame una vez más al vigésimo capitulo del último libro de la Biblia, Apocalipsis 20 leamos los versos 4 y 5. El apóstol asegura:
«Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. 5 Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años». Durante los mil años que transcurrirán entre la primera resurrección y la segunda, se verificará el juicio de los impíos. Pablo señala este juicio como un acontecimiento que sigue al segundo advenimiento de Cristo:»Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones».1ra carta a los Corintios capitulo 4 verso 5. De la misma forma el profeta Daniel nos muestra que cuando vino el Anciano de días,»se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino».Daniel 7:22. Juan el revelador, en Apocalipsis 20:6 dice además:»Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años».
Durante este periodo de mil años será cuando los justos vivientes podrán analizar las vidas de todos los perdidos. En 1ra de Corintios Pablo nos confirma:»¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas?»Capitulo 6 verso 2. Durante mil años, nosotros los redimidos, y yo me incluyo por la gracia de Dios, junto con Cristo juzgaremos a los impíos, comparando sus actos con el libro de la ley, la Biblia, y fallando cada caso en conformidad con los actos que cometieron durante su vida terrenal. Entonces el sufrimiento que se le impartirá a cada uno será conforme a sus obras y no un castigo eterno fuera de proporción con sus hechos. De la misma forma, Satanás y los ángeles malos serán juzgados por Cristo y Su pueblo durante estos mil años. Pablo dice:»¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?»Versículo 3 de la 1ra carta a los Corintios capitulo 6. Y Judas, también apóstol en su libro de un solo capítulo declara:»Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día.»Judas versículo 6.
Ahora, veamos qué sucederá al final de los mil años. Nota conmigo lo que dice el profeta Zacarías:»Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur».Zacarías 14:4. La última parte del verso 5 dice:» vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos». Al final de los mil años Cristo regresa a la tierra por tercera vez pero en esta ocasión todos los redimidos vendremos con El. Cristo bajará sobre el Monte de los Olivos, de donde ascendió después de Su resurrección, y donde los ángeles repitieron la promesa de Su regreso. Entonces la nueva Jerusalén descenderá del cielo en su deslumbrante esplendor, y se asentara en el lugar purificado y preparado para recibirla, y Cristo, Su pueblo y los ángeles, entraran en la santa ciudad. Juan en visión vio este hecho. Lee conmigo Apocalipsis 21:2; «Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.»Todos estaremos dentro de la santa ciudad la nueva Jerusalén. Nota luego lo que acontece. Leamos Apocalipsis 20: 7,8:»Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar».
La palabra de Dios declara que Satanás entonces se preparará para la última gran batalla del conflicto de los siglos. Mientras Satanás estaba despojado de su poder e imposibilitado para hacer su obra de engaño, el príncipe del mal se sentía abatido y desgraciado; pero cuando los impíos resuciten y el vea las grandes multitudes que tiene al lado suyo, el numero de los cuales será como la arena del mar, sus esperanzas revivirán y resolverá no rendirse en el gran conflicto. Satanás alistará bajo su bandera a todos los ejércitos de los perdidos y por medio de ellos tratará de ejecutar sus planes. No obstante, fiel a su antigua astucia, Satanás no dirá que es Satanás, obviamente. El pretenderá ser el príncipe que tiene derecho a la posesión de la tierra y cuya herencia le ha sido arrebatada injustamente. Se presentará ante sus súbditos engañados como redentor, asegurándoles que su poder los ha sacado de sus tumbas y que está a punto de librarlos de la más cruel tiranía. Satanás propondrá dirigir esta gran compañía, compuesta por los perdidos de todas las edades contra la nueva Jerusalén diciéndoles que pueden tomar posesión de la ciudad de Dios. Satanás amigos oyentes, hablará a los innumerables millones que serán resucitados de entre los muertos, y declarará que como jefe de ellos es muy capaz de destruir la ciudad y recuperar su trono y su reino.
Imagina la escena conmigo. Entre aquella inmensa muchedumbre se encontrarán numerosos representantes de la raza longeva que existía antes del diluvio; hombres de estatura elevada y de capacidad intelectual gigantesca, allí habrá hombres cuyas obras artísticas hicieron que el mundo idolatrase su genio. Entre la multitud como la arena del mar también habrá reyes y generales que conquistaron naciones, se encontrarán hombres valientes que nunca perdieron una batalla, guerreros soberbios y ambiciosos cuya venida hacía temblar reinos. La muerte no habrá efectuado ningún cambio en ellos. Cuando salgan de la tumba, resumirán sus pensamientos en el mismo punto en que lo dejaron. Se levantaran animados por el mismo deseo de conquista que los dominaba cuando cayeron. Para esta última batalla Satanás consultara con sus ángeles, y luego con esos reyes, conquistadores y hombres poderosos. Ellos pensaran que con su fuerza y número podrán vencer al pequeño ejército dentro de la ciudad. Así que prepararán sus planes para apoderarse de las riquezas y gloria de la nueva Jerusalén. En el acto todos se dispondrán para la batalla. Renombrados caudillos organizarán en compañías y divisiones las muchedumbres de guerreros. Entonces se dará la orden de marcha, y las huestes innumerables se pondrán en movimiento hacia la santa ciudad. Será un ejército como ningún otro se haya reunido jamás por conquistadores terrenales. Ni tampoco podría ser igualado por las ejércitos combinados de todas las edades desde que empezaron las guerras en la tierra. Satanás, el más poderoso guerrero, estará al frente de este gran ejército. Entre esta gran armada habrá reyes y guerreros. Las multitudes marcharán en grandes compañías, cada cual bajo su correspondiente jefe. Con precisión militar las columnas cerradas avanzaran sobre la superficie desgarrada y escabrosa de la tierra hacia la ciudad de Dios. Por orden de Jesús, las puertas de la nueva Jerusalén se cerraran, y los ejércitos de Satanás circundaran la ciudad preparándose para el asalto, como lo presenta Apocalipsis 20: 9 «Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada».
Mientras tanto, el apóstol Juan nos muestra lo que se estará llevando a cabo dentro de la ciudad. Busca en tu Biblia ahora Apocalipsis 7:9 y 10. «Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero».
Los redimidos entonaremos alabanzas a Dios y a Cristo Jesús quien murió como cordero en la cruz del calvario para darnos redención. La lucha nuestra contra el enemigo habrá terminado, la victoria será nuestra. Que maravillosa escena será esta amigo oyente. Oh! yo anhelo estar allí. ¿Y tú? La palma que tendremos en la mano será el símbolo del triunfo, la vestidura blanca será el emblema de la justicia perfecta de Cristo que será nuestra. Los ángeles unirán sus voces con nosotros en adoración. En aquel momento cuando veamos el poder y la malignidad de Satanás, podremos comprender, como nunca antes, que ningún poder fuera del de Cristo habría podido hacernos vencedores. Entre toda esa muchedumbre ni uno se atribuirá a sí mismo la salvación, como si hubiese prevalecido con su propio poder y su bondad. Nadie hablara de lo que haya sufrido, sino que el tema de cada canto, la nota dominante de cada antífona será: «Salvación a nuestro Dios y al Cordero». En ese momento, en la presencia de todos los habitantes de la tierra y del cielo juntos, se efectuará la coronación final del Hijo de Dios. Apocalipsis lo describe así:
«Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos» y continúa diciendo: «Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios».Apocalipsis 19:5-9.
Entonces, Cristo, ya revestido de suprema majestad y poder, siendo el Rey de reyes y Señor de señores dará el fallo del juicio de aquellos que se rebelaron contra Su gobierno. Juan, el revelador así lo muestra en Apocalipsis 20: 11-13:
«Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras».
Cuando se abran los libros, que dicho sea de paso, hablaremos sobre esos libros en una futura entrega, cuando estos registros se abran y todos vean la mirada de Jesús, los impíos se volverán conscientes de todos los pecados que cometieron. Todos reconocerán cada lugar donde sus pies se apartaron del sendero de la pureza y de la santidad, y verán cuán lejos, el orgullo y la rebelión los han llevado en el camino de la transgresión de la ley de Dios. Verán todas las tentaciones en las cuales ellos cedieron al pecado, también verán las bendiciones que pervirtieron, todos los impíos serán conscientes de su desprecio de los mensajeros de Dios, de los avisos rechazados, serán consientes de la oposición de corazones obstinados y sin arrepentimiento, todo eso mi amigo, saldrá a relucir como si estuviese escrito con letras de fuego. Fuera de los muros de la nueva Jerusalén se encontrarán aquellos que persiguieron al pueblo de Dios, aquellos que encarcelaron y mataron a los siervos fieles de Dios. Fuera de la ciudad habrá hombres como Nerón, quien fue un monstruo de crueldad y de vicios. Nerón verá la alegría y el triunfo de aquellos a quienes torturó, y cuya dolorosa angustia le proporcionara deleite satánico. También puedo imaginarme algunos otros hombres que han cometido atrocidades en la humanidad, como Adolfo Hitler, por ejemplo. Estoy seguro que tú también piensas de algún otro que estará fuera de la ciudad. Fuera de la ciudad también habrá sacerdotes y prelados papistas, quienes dijeron ser los embajadores de Cristo y que no obstante emplearon instrumentos de suplicio, calabozos y hogueras para dominar las conciencias de su pueblo. Entre ellos estarán los orgullosos pontífices que se ensalzaron por encima de Dios y que pretendieron alterar la ley del Altísimo. Aquellos así llamados padres de la iglesia tendrán que rendir cuentas a Dios, una cuenta de la que bien quisieran librarse. Demasiado tarde ellos verán que el Omnisciente Dios es celoso de Su ley, los diez mandamientos, y que Dios no tendrá por inocente al culpable de violarla. Allí por fin se darán cuenta del significado de las palabras de Cristo:»En cuanto lo hicisteis a uno de los más pequeños de estos Mis hermanos, a Mí lo hicisteis.»Mateo 25:40.
En aquel momento todos los impíos del mundo desde Caín hasta la última persona viviente sin arrepentimiento, estarán de pie ante el tribunal de Dios. Nadie defenderá su causa, no tendrán disculpa; y por esto se pronunciara contra ellos la sentencia de la muerte eterna. Los impíos contemplaran la coronación del Hijo de Dios. Verán en sus manos las tablas de la ley divina, los estatutos que ellos despreciaron y transgredieron. Ellos serán testigos de la adoración de los redimidos y cuando las ondas de melodía inunden a las multitudes fuera de la ciudad, ellos también exclamaran a una voz:
«¡Grandes y maravillosas son Tus obras oh Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son Tus caminos, oh Rey de los siglos!»Apocalipsis 15:3.
Todos caerán prosternados, adorando al Príncipe de la vida. Satanás quedara paralizado al contemplar la gloria y majestad de Cristo. Satanás, quien en otro tiempo fue uno de los querubines protectores, recordará de dónde cayó. El, quien fue un serafín resplandeciente, «hijo de la aurora,» Se verá totalmente cambiado y degradado. Satanás será excluido para siempre del consejo en que antes se le honraba. Satanás podrá darse cuenta que otro ángel velara la gloria del padre, función que era suya antes. El podrá ver como la corona será colocada sobre la cabeza de Cristo por un ángel poderoso, y reconocerá que la posición exaltada que ocupa este ángel habría podido ser la suya. Satanás, mi amigo tendrá tiempo para recordar la mansión de su inocencia y pureza, la paz y el contentamiento de que gozaba hasta que se entregó a murmurar contra Dios y a envidiar a Cristo. El enemigo podrá darse cuenta de lo pecaminosos de todas sus acusaciones, su rebelión, y sus engaños para captar la simpatía y la ayuda de los ángeles que cayeron con él. Satanás se verá forzado a echar una mirada retrospectiva sobre la obra que realizó entre los hombres y sobre sus resultados.
El Recordará los esfuerzos constantes que hizo para oponerse a la obra de Cristo y para hundir a los hombres en degradación siempre mayor. Satanás también se dará cuenta de que sus conspiraciones infernales no pudieron acabar con los que pusieron su confianza en Jesús. Cuando El considere los frutos de sus esfuerzos, sólo podrá ver fracaso y ruina.
El propósito de Satanás siempre consistió en justificarse, y en hacer aparecer al gobierno de Dios como responsable de la rebelión. A ese fin dedicó todo el poder de su gigantesca inteligencia. Durante miles de años Satanás, jefe de conspiraciones, hizo pasar la mentira por verdad. Pero en aquel momento la rebelión será sofocada finalmente y claramente quedara al descubierto su verdadero carácter. El archi-engañador será desenmascarado por completo en su último gran esfuerzo para destronar a Cristo, destruir a Su pueblo y apoderarse de la ciudad de Dios. Los que se encuentren junto con él, se darán cuenta por igual el fracaso total de su causa. Satanás se vera forzado a reconocer la justicia de su sentencia. Busca conmigo Apocalipsis 15:4 Allí el revelador declara:
«¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado».
Este será un momento decisivo. Toda cuestión de verdad y error quedará aclarada. Los resultados de la rebelión y del apartamiento de los estatutos divinos estarán a la vista de todos los seres inteligentes creados. El desarrollo del gobierno de Satanás en contraste con el de Dios, será presentado a todo el universo. Satanás habrá sido condenado por sus propias obras. La sabiduría de Dios, Su justicia y Su bondad quedaran por completo reivindicadas. Refiriéndose a esto el salmista David escribió:
«4 Generación a generación celebrará tus obras, Y anunciará tus poderosos hechos. 5 En la hermosura de la gloria de tu magnificencia, Y en tus hechos maravillosos meditaré. 6 Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres, Y yo publicaré tu grandeza. 7 Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad, Y cantarán tu justicia. 8 Clemente y misericordioso es Jehová, Lento para la ira, y grande en misericordia. 9 Bueno es Jehová para con todos, Y sus misericordias sobre todas sus obras. 10 Te alaben, oh Jehová, todas tus obras, Y tus santos te bendigan». Salmo 145:4-10.
La historia del pecado atestiguará durante toda la eternidad que con la existencia de la ley de Dios se vincula la dicha de todos los seres creados por El. En vista de todos los hechos del gran conflicto, todo el universo, tanto los justos como los rebeldes, declaran al unísono:
«¡Justos y verdaderos son Tus caminos, oh Rey de los siglos!»
El universo entero contempló el gran sacrificio hecho por el Padre y el Hijo en beneficio del hombre. En aquel momento será la hora en que Cristo ocupe el puesto a que tiene derecho, y será exaltado sobre los principados y potestades, y sobre todo nombre que se nombra. En Apocalipsis capitulo 5 versos del 11 al 13, la palabra de Dios revela:
«11 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, 12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. 13 Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos». El profeta Isaías refiriéndose a este momento cuando Cristo este junto con todos sus redimidos profetizo: «11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos».Isaías 53: 11.
A pesar de que Satanás estará obligado a reconocer la justicia de Dios, y a inclinarse ante la supremacía de Cristo, su carácter no habrá cambiado, será el mismo. El espíritu de rebelión de quien en otro tiempo se llamaba Lucifer revivirá. Satanás entonces lleno de frenesí, determinara no ceder en el gran conflicto. El intentara un último y desesperado esfuerzo contra el Rey del cielo. Se lanzara en medio de sus súbditos, y tratara de inspirarlos con su propio furor y de moverlos a dar inmediata batalla. Pero entre todos los innumerables millones a quienes el indujo engañosamente a la rebelión, ya no habrá ninguno que reconozca su supremacía. El poder de Satanás habrá concluido. Los impíos todavía tendrán el mismo odio contra Dios que inspirara a Satanás; pero se habrán dado cuenta de que su caso es desesperado y que no pueden prevalecer contra Jehová. Los impíos se enardecerán contra Satanás y contra los que fueron sus agentes.
En visión profética Ezequiel refiriéndose a esta escena nos dice:»Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios, 7 por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extranjeros, los fuertes de las naciones, que desenvainarán sus espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y mancharán tu esplendor».Ezequiel 28: 6-7. Además el profeta declara en el mismo capítulo, ahora los versos 16-19:» 16 A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. 17 Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. 18 Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. 19 Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser». Este es el momento que declara el apóstol Juan:»Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego».Apocalipsis 20: 9-10.
El profeta Isaías se une a Juan el revelador en la descripción de este acontecimiento. Busca en tu Biblia conmigo Isaías 9:5:» Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego».Ahora busca Isaías 34:2 y 3:»Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero. Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos».Bajo inspiración divina el salmista confirma:»Sobre los malos hará llover calamidades; Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos».Salmo 11:6. El profeta Malaquías también asegura:»Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama».Malaquías 4:1.
Algunos de los impíos serán destruidos rápidamente, mientras que otros sufrirán mucho más tiempo. Todos serán castigados «conforme a sus obras.» Los pecados de los redimidos serán cargados sobre Satanás y el tendrá que sufrir no sólo por su propia rebelión, sino también por todos los pecados que hizo cometer al pueblo de Dios. Su castigo será mucho mayor que el de aquellos a quienes engañó. Después de que perezcan todos los que cayeron por sus seducciones, el diablo tendrá que seguir viviendo y sufriendo muchísimo más tiempo. Ahora mientras estas llamas destruirán a los malvados, estas mismas llamas purificaran la tierra. Todos serán destruidos, no quedara ni raíz, Satanás la raíz, y todos sus secuaces, las ramas. La penalidad completa de la ley será aplicada; las exigencias de la justicia habrán sido satisfechas; y el cielo y la tierra al contemplarlo, proclamaran la justicia de Jehová. Ahora, Mientras la tierra esta envuelta en el fuego de la destrucción, los justos estarán seguros en la ciudad santa. La segunda muerte no tiene poder sobre los que tuvieron parte en la primera resurrección. Mientras Dios es para los impíos un fuego devorador, es para Su pueblo un sol y un escudo.
La obra de destrucción de Satanás, mi amigo, amiga oyente, habrá terminado para siempre. En aquel tiempo Satanás habrá obrado a su gusto durante seis mil años, llenando la tierra de dolor y causando penas por todo el universo. Toda la creación habrá sufrido en angustia. Pero en aquel momento todas las criaturas de Dios habrán sido libradas para siempre de la presencia del enemigo y sus tentaciones.» Isaías reconociendo esto nos alienta:»Toda la tierra está en reposo y en paz; se cantaron alabanzas».Isaías 14:7.
Un grito de adoración y triunfo se oirá de entre todo el universo leal. Apocalipsis lo describe así:»Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!Capitulo 19 verso 6.
Ahora la mejor parte de todo lo que hemos hablado hasta ahora es lo que el apóstol Juan continúa describiendo en el Apocalipsis. Acompáñame a Apocalipsis 21:1. Esta es nuestra esperanza:»Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más».El fuego que consumió a los impíos purificara la tierra como ya dijimos. Es por esto que desaparecerá todo rastro de maldición. Y amigo mío, estoy seguro has escuchado a alguien decir que los malos se quemaran eternamente y para siempre, pero la Biblia no enseña que el infierno arderá eternamente recordando así a los redimidos las terribles consecuencias del pecado. El único recuerdo que quedara del pecado serán las señales de la crucifixión de Cristo. Las heridas provocadas por las espinas en su frente, La herida en su costado atravesado por la lanza y las huellas de los clavos en Sus manos y en Sus pies permanecerán por siempre. Habacuc profeta del antiguo testamento escribe:»Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su poder»Habacuc 3:4. En las manos, costado y pies heridos de Cristo se manifestara la gloria del Salvador. Las marcas de Su humillación serán Su mayor honor; a través de las edades eternas, las llagas del Calvario proclamarán Su alabanza y declararán Su poder. Este mundo fue dado al hombre desde el principio para que habitaremos en el. Pero en la caída de Adán Satanás se enseñoreo de él. Mediante el plan de redención, todo lo que se había perdido por el pecado, será restaurado. En Isaías 45:18 encontramos:
«Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro».David en el salmo 37:29 Agrega mas:»Los justos heredarán la tierra, Y vivirán para siempre sobre ella».
Si amigo oyente, amiga que me escuchas, Cristo aseguró a sus discípulos que iba a preparar moradas para nosotros. Nuestro nuevo hogar será algo grandioso. El apóstol pablo lo describe así: «Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman».1ra carta a los Corintios 2:9. El lenguaje humano no alcanza a describir la recompensa de los justos. Sólo la conocerán aquellos que la contemplen. Ninguna inteligencia limitada puede comprender la gloria del paraíso de Dios. La vida en la tierra nueva no será nada similar a lo que vemos en nuestro mundo en la actualidad. Acompáñame una vez más al libro de Isaías. Leamos el verso 18 del capítulo 60:
«Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza». Ahora en el capítulo 65 versos del 17 al 25 narran: «Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. 18 Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. 19 Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor. 20 No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.21 Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. 22 No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. 23 No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. 24 Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. 25 El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová»
Isaías continua diciendo:»6 Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7 La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. 8 Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9 No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar».Isaías 11:6-9.
El dolor, mi amigo, no existirá en el ambiente del cielo. Allí no habrá más lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni manifestaciones de duelo.»Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas».Apocalipsis 21:4-5.»No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad».Isaías 33:24. Todavía algo mejor es que Dios mismo vivirá con nosotros. La Biblia así lo afirma en Apocalipsis 21:3″Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios». En la ciudad de Dios «no habrá ya más noche.» Nadie necesitará ni deseará descanso. No habrá quien se canse haciendo la voluntad de Dios ni ofreciendo alabanzas a Su nombre. Sentiremos siempre la frescura de la mañana, que nunca se agotará. El apóstol Juan declara: «5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos».Apocalipsis 22:5.
La luz del sol será sobrepujada por un brillo que sin deslumbrar la vista excederá sin medida la claridad de nuestro mediodía. La gloria de Dios y del Cordero inunda la ciudad santa con una luz que nunca se desvanece. Los redimidos andaremos en la luz gloriosa de un día eterno que no necesita sol.
Mi amigo, Amiga que escuchas mi voz, en la tierra nueva todos los tesoros del universo se ofrecerán a nuestro estudio. No estaremos más atados a la cadena de la mortalidad. Podremos explorar mundos otros mundos creados por Dios, mundos a los cuales el espectáculo de las miserias humanas causaba estremecimientos de dolor, y que entonaban cantos de alegría al tener noticia de un alma redimida. Podremos ver la magnificencia de toda la creación de Dios. Soles, Estrellas, Galaxias, Sistemas planetarios estarán a nuestro alcance. Y a medida que los años de la eternidad transcurran, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más gloriosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, así también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento. Cuanto más sepamos acerca de Dios, tanto más admiraremos Su carácter. A medida que Jesús nos descubra la riqueza de la redención y los hechos asombrosos del gran conflicto con Satanás, nuestros corazones se estremecerán con gratitud siempre más ferviente, y con arrebatadora alegría tocaremos nuestras arpas de oro; y millares de millares de voces se unirán para engrosar el potente coro de alabanza. Juan lo expresa así:
«Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos».
Quiero compartir contigo, mi amigo, el último párrafo con que concluye el último capítulo del libro El Conflicto de los Siglos, escrito por la sierva de Dios, Elena White. Bajo inspiración divina, refiriéndose a ese glorioso momento ella escribió: «El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el universo está purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la creación. De Aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor». Amigo mío, es mi deseo verte en la ciudad de Dios, redimido por Cristo para que nos gocemos juntos por toda la eternidad. Dios sea contigo!
Fuente: El Comflicto de los Siglos, Elena G. White.