El “evangelio post-moderno” se sustenta en la idea de que el cristiano no debe aferrarse a religión alguna sino más bien concentrarse en su experiencia personal e individual con Dios. Es más, algunos de sus defensores dicen que Dios los ha “librado” de la religión. En esta ideología se promueve que la música, sin importar su género o estilo sirve como medio para alabar a Dios y tener una experiencia “espiritual”. Hoy en día el término -cantante cristiano- se ha sustituido por “ministro” o “adorador”.
Los cantantes cristianos post modernistas se esmeran mucho en transmitir un mensaje cargado de sentimentalismo no solo en las letras de sus canciones, sino también en su manera de cantarlas.
En una entrevista en Univisión se le preguntó a Jesús Adrian Romero si su música era música religiosa, y la respuesta fue sencillamente “Mi música no es religiosa, sino mas bien espiritual.” Otra cosa interesante que él dijo en dicha entrevista fue que su música se le pudiera cantar a una muchacha así como también a Dios; Queda bien claro que los sentimientos están involucrados en sus canciones. El entrevistador, Jorge Ramos, afirmó que si se tomaran las canciones de Jesús Adrian Romero y fueran cantadas por Shakira o Alejandro Sanz sonarían como canciones de amor en los labios de ellos, a lo que Adrian Romero respondió que no se ofendía sino que ese hecho demuestra su pasión por Dios.
Esta tendencia cristiana post moderna, en lo referente a la alabanza a Dios, prioriza los sentimientos por sobre la razón. Como cristianos debemos asegurarnos que nuestra experiencia con Dios no sea movida por los sentimientos sino por nuestra mente. No debemos sentir una “pasión” por Dios, sino que debemos dedicar nuestras vidas a El.
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” Romanos 12:1.
Este “evangelio” también prioriza lo subjetivo en lugar de lo objetivo, es decir, lo que tú percibas que es correcto, basado en tu experiencia, es correcto. En la “experiencia espiritual” de cada individuo todo es relativo a cada quien. Este mismo concepto tiende a ser aplicado en la música también.
Como cristianos hemos sido llamados por Dios para ser un pueblo peculiar, es decir, un pueblo que se vea diferente si se comparara con el mundo. Esto se aplica a la música al igual que a muchas otras aéreas de nuestra vida. Si la música que utilizamos los cristianos para alabar a Dios puede ser utilizada por los mundanos con motivos seculares ¿Dónde está la diferencia?
Sabemos que la palabra de Dios nos llama a adorar a Dios en espíritu y en verdad, pero de alguna manera, a veces podemos confundir el espíritu con los sentimientos y la verdad con lo que suene novedoso. Aun cuando no seamos músicos o no sepamos mucho de música, podemos saber lo que Dios espera de nosotros en un tema como este. Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Dios no cambia, Su palabra no cambia, ni tampoco los principios que El ha delineado en la misma. Toquemos dos puntos importantes de manera breve:
1.- En Levítico 10: 1, 2 leemos: «Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, pusieron incienso, y ofrecieron fuego extraño delante de Jehová, que él nunca les mandó. Y salió fuego de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová.»
Estos hombres tomaron fuego extraño o profano; ¿Fue algún tipo especial de fuego? No. Era sólo fuego común y corriente, pero la cosa es que Dios no les ordenó que utilizaran ese fuego común, sino el que Él había mandado a Moisés, el que estaba en el interior del santuario. Cuando traemos a la iglesia algo común, ordinario o regular, algo de afuera, a los ojos de Dios esto es profano; Esta palabra significa: Cualquier cosa que no pertenece en el templo. La música que ha sido creada e ideada para el mundo, no pertenece dentro de la iglesia, sin importar que las letras sean cristianas. Los hijos de Aaron tomaron los incensarios correctos, pero no el fuego adecuado.
2.- En Hageo 2: 11-14 encontramos lo siguiente:
“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo: Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: No. Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será. Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo.”
Claramente podemos ver que las cosas santificadas no santifican las cosas comunes, sin embargo las cosas inmundas causan impureza en todo lo demás. Si aplicamos este principio a la música, las letras cristianas no hacen que la música del mundo sea cristiana, sino todo lo contrario. Como cristianos debemos aprender a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y a discernir entre lo limpio y lo no limpio. Ezequiel 44:23
Los tiempos cambian, las culturas también, pero el evangelio como es en Jesús es eterno. No importa si esta nueva corriente “cristiana” enseñe otra filosofía, debemos aferrarnos a lo que hemos aprendido en la palabra de Dios, la música no es la excepción. El apóstol Pablo escribió:
“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.” Gálatas 1:6-8