Continuemos estudiando sobre la doctrina del infierno. Si no has leído los artículos anteriores que tienen que ver con este tema, te los recomiendo. En el artículo titulado Mumm-Ra el Inmortal, analizamos el asunto de la no-inmortalidad del alma. Y en el artículo anterior a este, El Infierno, ¿Lo Apagarán Algún Día?, vimos el origen de esta doctrina. Ahora quiero que veamos los textos bíblicos relacionados con el infierno. Hay una cantidad considerable de pasajes, en el Nuevo Testamento, que hacen referencia al infierno como castigo divino. Jesús mismo habló bastante sobre lo triste que sería terminar en el infierno. Pero antes del periodo neo testamentario, ya los judíos tenían un concepto claro sobre lo que sería dicho infierno. Varios profetas del Antiguo Testamento hicieron referencia a un día específico, en el cual Dios ejecutaría Sus juicios sobre la tierra. Este día es, a menudo, llamado el Día de Jehová.
El profeta Sofonías dice que el día de Jehová será uno de ira, tiniebla, y asolamiento. Un día en el cual los pecadores serán atribulados y la tierra consumida. Allí será la destrucción completa de todos los habitantes de la tierra; Sofonías 1:14-18. El profeta Joel declara que delante de Jehová, en aquel día, consumirá el fuego, y nadie escapará. La tierra será trastornada y los cuerpos celestes serán conmovidos; Joel 2:1-3, 10, 11, 30-32. El profeta Amós asegura que no habrá escapatoria; Amós 5:18-20. El profeta Abdías dice que aquel día será día de castigo para todas las naciones; Abdías 15. El profeta Malaquías afirma que aquel día será ardiente como un horno, y los impíos serán como material inflamable, y luego que ardan, no quedará de ellos ni raíz ni rama, sino solo cenizas; Malaquías 4”1-3. Isaías profetizó que Dios se levantará de Su lugar para castigar a los moradores de la tierra; Isaías 26:20, 21. El profeta Nahúm escribió que todos los enemigos de Jehová serán consumidos completamente, de una vez por todas; Nahúm 1:2-9. Jeremías vio en visión que la tierra será asolada, y quedará en oscuridad, sin ningún ser vivo sobre su superficie; Jeremías 4:23-28. Cada uno de estos pasajes da a entender, claramente, que el castigo de Dios contra los rebeldes será uno que los destruirá, no uno que los dejará sufriendo permanentemente y por las edades sin fin de la eternidad.
Si pasamos al Nuevo Testamento vemos el mismo cuadro, pero ahora en boca de los apóstoles de Jesús. El apóstol Juan dice que el que rehúsa creer en Cristo no verá la vida, sino la ira de Dios; Juan 3:36. En el Apocalipsis, este mismo apóstol escribió que en el día de la ira del Cordero, nadie podrá estar en pie; Apocalipsis 6:12-17. También en el capítulo 11 verso 18 escribió que el día de la ira será uno de juicio, que servirá para destruir a los que destruyen la tierra. Algo similar escribió también en el capítulo 20 versos 7-10, donde dice que el fuego de Dios consumirá a los impíos. Pablo, apóstol a los gentiles, escribió que el que no se arrepiente de sus maldades atesora para sí mismo ira para el día de la ira, durante el cual, Dios pagará a cada uno conforme a sus obras. Esto es, vida eterna para algunos, e ira y enojo para otros. Aun aquellos que pecaron sin ley, dice el apóstol, sin ley perecerán; Romanos 2:1-13. Este día de la ira Pablo lo ubica en el futuro, y dice que vendrá destrucción repentina y no habrá escapatoria; 1 Tesalonicenses 1:10; 5:2,3. El apóstol Pedro declara que el día del Señor vendría como ladrón en la noche, y todo lo que hay en la tierra será deshecho, quemado y fundido; 2 Pedro 3:10-12. En el libro de los Hechos, Pedro también cita al profeta Joel, y menciona lo terrible que será el día del Señor; capitulo 2:14-21. Como podemos ver, tanto los antiguos profetas como los apóstoles, todos ubicaban el día del juicio o día de la ira de Dios en un tiempo futuro a ellos. En ese día, y no antes, será cuando Dios dé a cada uno conforme a sus obras. Es decir, cada quien recibirá un castigo proporcional a las maldades que cometió. A ese día, llamase el fin del mundo si se quiere, es que la biblia hace referencia cuando habla de condenación eterna, castigo eterno, y día del juicio. Aunque también en algunos pasajes se hace referencia al mismo acontecimiento utilizando la palabra infierno. Dicho sea de paso, la palabra infierno es traducida al castellano desde dos palabras bíblicas, una hebrea y otra griega. Es a saber Seol y Hades, respectivamente. En otro artículo veremos los diferentes significados de estas palabras.
Entonces, mirando el infierno desde la perspectiva que lo vieron los profetas y apóstoles, analicemos ahora algunos pasajes donde se menciona el infierno. Jesús hizo muchas referencias al infierno, como mencione al principio. Una de ellas la encontramos en Mateo 10:28, donde dice:
“No temáis a los que matan al cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a Aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.”
Si bien este texto parece sugerir que el alma, sin el cuerpo, puede seguir viviendo, deja bien en claro que Dios destruirá, en el infierno, tanto el alma como el cuerpo de aquellos que no se arrepientan de sus pecados. Es decir, no habrá almas sufrientes por la eternidad, sino que serán destruidas en el infierno. Por eso, en Romanos 6:23 Pablo declara que la paga del pecado es muerte, no sufrimiento eterno. Pero la muerte a la que se refiere el apóstol no es a la muerte que experimentamos en el día de hoy. Porque esta muerte, en las Escrituras es comparada con el dormir que tenemos cada noche. Todos nos acostamos por las noches y no sabemos nada de nosotros hasta la mañana. Claro está, todo depende de que tan bueno sea tu sueño, asumiendo que duermes plácidamente. Pero si eres de buen dormir, cuando duermes no sabes nada de ti, ni del mundo que te rodea. Así compara las Escrituras la muerte que hoy experimentamos en el mundo. En Eclesiastés 9:5, 6, 10 leemos,
“Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol… Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.”
Todos los que hoy mueren, experimentan lo mismo que todos experimentamos al dormir, inconsciencia. Sencillamente no sabemos nada de nada. Sin embargo, cada persona que muere hoy, ya tiene su destino eterno echado. Y llegará aquel día, el día de la ira de Jehová, o la ira del Cordero, donde todos los que alguna vez hayan vivido sobre esta tierra serán resucitados, para recibir lo que se merecen. El profeta Daniel escribió:
“Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.” Daniel 12:2
En el Apocalipsis, Juan el revelador vio lo siguiente:
“Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” Apocalipsis 20:12
Nota que todos serán juzgados de acuerdo a lo que se halle escrito en los libros de registro que Dios tiene. Nota también que la misma muerte y el Hades fueron lanzados dentro de un lago de fuego, que la Palabra de Dios especifica es, la segunda muerte. Es decir, una muerte de la cual nunca habrá resurrección. Ese será el destino de todos aquellos que no se hallen escritos en el libro de la vida. Lo que les espera es sencillamente muerte eterna. Cristo lo presentó de la siguiente manera:
“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo…Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles…E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.” Mateo 25:31-46
Nota que el fuego eterno originalmente estaba preparado solo para el diablo y sus ángeles. Sin embargo, tristemente, todos aquellos que se hallen del lado del adversario de Dios sufrirán el mismo castigo, de consecuencias eternas. Razonemos, si cuando uno muere va directamente al infierno, y comienza a recibir candela desde ese mismo momento, ¿Cual sería entonces la función de un día de juicio final? ¿Acaso utiliza Dios el método de prisión preventiva? Si cada persona que muere, sin arrepentimiento, va directamente al infierno, entonces Caín hace rato que está cogiendo candela. Ya tiene seis mil años de fuete en sus costillas, y ahora es que le falta por aguantar. ¡Caro que le salió el asesinato de Abel! ¿No? Sin embargo, Hitler, se dice, mató 6 millones de judíos, y lleva menos tiempo de castigo que él. Y según la doctrina del infierno, ambos continuarán quemándose por la eternidad. Al final, ¿Quién habrá pagado más caro sus pecados, Hitler o Caín? Si analizamos este caso hipotético, el infierno no solo sería un castigo fuera de toda proporción, sino que también sería un castigo injusto. Pensando lógicamente, lo ideal sería que si pecaste ochenta años, te quemes solo ochenta años, y no por siempre.
Dios es un Dios amoroso, que quiere nuestro bien. Así lo presenta Su palabra. Se nos dice que si nosotros que somos malos queremos lo mejor para nuestros hijos, ¿Cuanto más no querrá Dios el bien para nosotros? Y si nosotros siendo malos castigamos a nuestros hijos con dolor, y de acuerdo a lo malo que hayan hecho, ¿Cuánto más no lo hará Dios con los que se pierdan al final?
Este artículo se ha alargado ya bastante, así que lo dejaremos aquí por el momento. De esta manera podemos ponderar lo estudiado hasta ahora con más claridad. Continuaremos en esta misma línea en nuestro próximo estudio. Hasta entonces, que Dios sea contigo.